43. 👀

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Iván Archivaldo.

Escuchaba voces lejanas a mí, sentía el corazón latir lentamente y fue una voz la que me hizo levantarme rápido, desesperado.

—Carnal—

Ay ya me morí

Alfredo— dije correspondiendo al abrazo que me estaba dando, el lloraba en mi hombro y yo lloraba en el de él.

—Ay pinches pendejos, siempre me excluyen de todo— dijo Ovidio mientras cruzaba los brazos, tal como un niño chiquito.

—Vengase mi pinche rata— el torció los ojos y luego vino a abrazarme, pero aún no entendía nada.

Terminé de abrazarlos y recorrí todo el lugar donde estaba, en mis brazos había cables conectados.

Tenía bolsas de suero, y una máquina que marcaba unas pinches líneas que parecían montañas.

Pero, era mi habitación.

—¿Que sucede?— entro mi apa y cuando me miró solo me abrazó.

—¿Que pasó o qué?—

Ya no entendía nada.

—Tuviste un accidente cabrón, hace un mes entraste en coma— Vicente llegó, junto con sus hermanos.

Tuve un accidente.

Estuve en coma.

No tengo hijos. Ni esposa, todo fue un ¿Sueño?.

—Parece que buscas a alguien— me madre entro para luego acariciar mi cara.

—Cuando tuviste el accidente, solo mencionabas el nombre de Caliope— dijo Serafín mientras me veía confundido, mire a Vicente y el solo agachó la mirada.

—¿Y ella?— ahora mi corazón latía.

—Ivan la perdimos cuando tenía 3 años, aún no la encontramos, no sabemos si está viva o...— dijo don Mayo, quien acababa de entrar.

Mi cabeza dolía demasiado, y la puerta se abrió dejando ver a un doctor.

—Señor Guzmán— me dijo y solo realice un movimiento de cabeza.—¿Cómo se siente?— se acercó a revisar de cerca mis pupilas y todo.

—Bien— solo dije eso y seguí analizando su rostro.

—¿El coma te hizo joto o qué?— dijo Vicente viéndome mientras reía.

—Callate wey— dije y torci los ojos.

—Oye y si viste cosas así como en las películas— me dijo Ovidio y voltee a ver al doctor.

—¿Eso se puede?— le pregunté, no iba a a quedar como pendejo y que estos cabrones me lo dijieran siempre en la cara.

—Si, de echo es común que mientras estés en coma, tu cerebro cree escenario donde quieras estar. Mi hermana dice que son señales, pero no lo sé— dijo y comenzó a guardar todo.

Asenti lentamente.

—Es todo, paso a retirarme.—

—Oiga doc, como se llama— le dije y mire como el plebe se puso nervioso, incluso hasta pálido.

—Sebastian—

No dijo más y salió de ahí, al igual que todos, dejándome solo en el cuarto.

No sabía cómo sentirme, estaba confundido, ¿Tanto extrañaba a esa niña que ya me había imaginado una vida con ella?

¿Dónde estarás mi Cali?

María José. (Caliope)

Mi apa, y yo teníamos rato alistando las cosas para irnos a Culiacán,  a Sebas le habían dado su cambio para allá, y bueno allá hiríamos

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Mi apa, y yo teníamos rato alistando las cosas para irnos a Culiacán,  a Sebas le habían dado su cambio para allá, y bueno allá hiríamos

—Majito, ven mi niña, ayúdame con Cesar—  dijo Luisa, la esposa de mi papá.

César era mi hijo.

Éramos Sebastián, yo y César, de 2 años, lo tuve cuando tenía 17.

—Te ves preciosa mi niña— mi apa me lo dijo y sonreí.—Tus ojos azules te hacen ver más hermosa que nunca hoy.

Solo sonreí.

Nos subimos a la camioneta, y en todo el camino me sentía rara. Cesarin se quedó dormido en mi pecho, su figura materna era yo, e incluso la paterna también era yo, Raúl había muerto sin conocer a su bebé.

Limpie las lágrimas que habían salido de mis ojos, y me enfoque en acariciar la carita de mi bebé, era igual que el.

—Cesar está cagado a su papá— dijo mi apa y solo reí mientras asentia.

Luego de casi 7 horas de camino. Por fin habíamos llegado, esto era tan diferente a Durango.

Habíamos llegado a un restaurante de mariscos, estábamos entrando, cuando mire un cartelon.
Ay
—Ayyyyy— grite asustando a mi apa.

Iván Archivaldo.

Luego de que el doctor dijiera que no saliera por nada, Alfredo, Ovidio y yo decidimos ir a dar una vuelta y comprar unos aguachiles.

Estábamos en una mesa, ya comiendo, llegó una camioneta lobo 2019 sin polarizar, con placas de Durango. Cosa que a todos se nos hizo raro.

De ahí se bajaron un señor, una señora, quien  parecía ser su esposa.

Luego bajo una plebe con un plebito.

Muy buena la morrita.

—Ayyyh— grito ella asustando a todos, incluso al plebito que traía, que rápido le hizo mala cara.

—Pues que traes María José, asustas a todo pueblo chingado— le dijo el señor.

Nosotros hasta dejamos de comer por ver y escuchar que decían.

—Perdon apa— dijo ella y luego volteo a ver a todos, y su fijada por unos momentos se fijó en mí, haciendo que mi corazón lariera fuertemente.

El bebé volteo a verme, y movia la mano a mi dirección, cosa que yo hice.

—¡No mames!— grito Ovidio y se tapo la boca de manera exagerada.—El chavalon está igualito al Raulito— dijo y se persigno.

Fijé mis ojos en ahora el bebé, y Ovidio tenía razón.

—Todos tenemos 7 gemelos en el mundo Ovidio— le dijo Alfredo seguro y el otro asentia rápido.

Pero, la plebita era igual a ella en mis sueños. Coincidencias de la vida, dijo mi ama.

Ellos se sentaron a comer, y ninguno de los tres dejaba de verla.

—Si caliope viviera, sería igual de bonita que ella— dijo Ovidio y todos lo vimos.

Palme su hombro, los tres e incluso los Zambada, sabíamos cuánto sufrió, cuando lloro, y cuánto se quiso morir Ovidio cuando enterraron un ataúd vacío.

Caliope había Sido su adoración, tanto que a Adriana le pidió matrimonio, en el panteón, frente a su mausoleo.

Bien romántico el wey.

¿Pero era mucha casualidad, que tuvieran el mismo azul de ojos? Incluso el plebe los tenía igual.

¿Pero era mucha casualidad, que tuvieran el mismo azul de ojos? Incluso el plebe los tenía igual

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Aver que pasaaaa👀
Trate de despedirme de esta novela, pero no pude hacerlo la verdad.

Todo será un nuevo giro a la trama.

Los tqm😼💗

𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora