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Don Gerardo.

📍Rancho de Tamazula Durango.

-¡Yo soy Iván, Archivaldo Salazar, también por mis venas corre el apellido Guzmán!- cantaba chilo bien animado, siempre le han gustado los narcocorridos y corridos, como a todos aquí.

-¡SOY HIJO DEL GENERAL!- Decían los cuates al mismo tiempo.

-Nome mejor pongan está- dijo el Sebastián albureando a sus hermanos y cambiando de canción -¡No acompleto ni los 20 pero las ganas me sobran, y si hablo de trayectoria me gusta la de mi apa!- cantaba mientras me señalaba.

Los mire mientras cantaban, pero nada era lo mismo, sin ella nada lo era, mis hijos ponían "por la baja navegamos" casi todo el día, y mientras no estaba esa canción ponían la que habían compuesto para su hermanita "La dama de rancho".

-¿Cómo andará la Ali?- dijo Fabricio- Ayer me mandó un vídeo de 3 chivas que había recogido apa, 3 chivas y ya tienen nombre las pobres-.

Todos soltamos la carcajada.

-Hoy no me a marcado- dijo Fernando- que raro.- cada vez su ceño se fruncia más. Algo pasaba, lo sentía.

Iba a decir algo cuando mi teléfono timbro llamando la atención de todos, haciendo que dejáramos de laborar y nos pusieramos en bolita.

La llamada era de un número privado, ya sabíamos quienes eran. Algo no estaba bien. Mi corazón latía con mucha fuerza y estoy seguro que el de mis hijos también.

Conteste la llamada y era Vicente.

Con cada palabra que salía de su boca sentía mi corazón arder y quebrarse al mismo tiempo. Prometí amarla y protegerla por toda mi vida, y no pude hacerlo. A lo lejos escuchaba las voces de mis hijos, quienes me pedían que les dijera que pasaba, de mis ojos ya salían lágrimas sin poderse detener.

-Secuestraron a Caliope- dije en un susurro casi inaudible, mientras sentía el nudo de mi garganta cada vez más fuerte.

-No me joda viejo- dijo Fernando.

-No apa, eso no puede ser verdad- decía Fabricio.- Ella está bien ¿verdad?- solo lo mire a los ojos y fue suficiente para que supieran que no jugaba.

Chilo y Sebastián estaban en un tipo trance de Shok, ahora todos llorabamos y nos culpabamos y como no hacerlo, la dejamos sola en un lugar desconocido.

Mire a mis hijos y no pude hacer más que abrazarlos, estoy segura que les duele tanto como a mí y tanto como a ellos.

-Alisten sus cosas que nos vamos a Culiacán- dije haciendo que todos salieran corriendo por sus cosas. Mire al cielo y mis lágrimas salían con más intensidad.

-Perdon Dios mío, pero si tengo que matar a un cabron por recuperar a mi princesa, lo hare-

Sin más todos nos fuimos con rumbo a Culiacán, con el corazón roto y la mente pérdida, rezando a Dios que nuestra pequeña estuviese bien.

Caliope.

📍 Ubicación desconocida.

10 días con Criket.

Estoy mariada, desorientado y aturdida, no se que es lo que está pasando a mi alrededor, los gritos de mujeres retumban en mi cabeza, pero no siento nada. Lo único que puedo sentir es el sudor que recorre mi espalda, y con ello mi cuerpo entero.

No me siento mal, estoy en al euforia que vive el dependiente sientiendome liviana, grandiosa y poderosa.  Sin embargo está solo es la paz que te brinda la droga antes de expulsarte al calvario.

𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora