𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐚

36

Iván.

Miraba a Cali temblar, mientras miraba fijamente la foto que tenía de ella y su familia, los Barraza, los Zambada e incluso nosotros estábamos en esa foto. Pasaba la llena de los dedos por la foto de sus hermanos, por la cara de Don Gerardo, por la cara de Ovidio.

—¿Por qué lo hizo?— por primera vez me miró.

—Nadie lo sabe mi niña—

—El los mato Iván— hablabamos despacio, las paredes escuchan todo en esta casa.—El los mató, mato a su ahijado, casi mata a su hijo— Cali no podía creer lo que pasaba, Y al chile, yo estaba igual que ella.

«Hace días, me había llegado un paquete, dónde venía una chingadera, la había llevado a mi cuarto, y tenía rato observándola, no entendía lo que era hasta que comenzó a emitir sonidos.

—Viejo, todo salió como esperábamos, el ratón ya se lo comió el gato—

La voz era de Vicente.

—Todo está saliendo bien— don Mayo habló.—No sabes las ganas que tengo de que llegue la hora de Iván—

Luego de eso, contaron como había Sido el matar a los hermanos de Cali y papá de Cali, todas eran las mismas formas de tortura que los Barraza habían utilizado con los Arellano.»

Caliope.

Sentía mi pecho arder. El prometió cuidarme y protegerme. Vicente dijo que siempre me cuidaría y me protegería para que yo no derramará jamás lágrimas, cuando el a Sido el causante de cada una de ellas.

—¿A dónde vas?— me preguntó Iván cuando agarre a Néstor, y le pase a Ovi.

—Voy a acostar a mis hijos— el me miró raro— y voy a enfrentar a Vicente y a Ismael—

Iván asintió, tomo mi mano y ambos salimos del despacho bajo la mirada de todos, subimos a la habitación y el nudo en mi garganta era cada vez más grande.

—¿Estas segura?— me miró a los ojos.

No pude decir nada, solo asenti y salí de la habitación.

—Princesa— Vicente me hablo— ¿Todo bien? Tardaron un chingo en el despacho, ¿De que hablaban o qué?— me miró fijamente, y aunque no lo demostrará me intimidaba.

—Cosas que no te importan Vicente— Iván me tomo de la cintura fuertemente.

La cara de Vicente se transformó y puedo jurar y notar lo enojado que está.

—Todo lo que tenga que ver con mi hermana y La mujer de los Zambada me interesa— le dijo a Iván completamente Serio.

—La mujer de Guzmán— le corrigió Iván— Acuérdate que su esposo, su hombre y el amor de su vida soy yo— dijo de manera autoritaria.

—¿Tu que dices mija? Vas a dejar que el pendejo de tu esposo te manipule— hablo Mayito.

—Saben que es lo que digo— todos me miraron, solté la mano de Iván.—Estoy harta de todo— hablé mirándolos— Y de todos— trate de tomar el aire que sentía que me faltaba.

—¿A qué te refieres? Eres una Zambada, reina— Mi señor padre, hablo por primera vez.

—Zambada— repetí el apellido mientras miraba a todos—¿Que lindo apellido nos heredaron o no?— voltee a ver a mis hermanos.—Para morir nacimos, vea' apa—

—A que te refieres Caliope— mi padre ya estaba enojado, podía verlo.

—Gerardo, Sebastián, Isidro, Fabricio, Fernando, Néstor y Ovidio— tome la foto donde estábamos juntos.—Mi ratón— mis lágrimas salían rápidamente. Son 6 muertes con las que cargo, tengo más parientes muertos, que ganas de seguir viviendo— todos me miraban.—Mi futuro está practicamente en el panteón y no tengo ni 25 años, ¡Me han violado, torturado, me han echo ver cómo matan a las personas que amo!— grite sintiendo el dolor en mi pecho—¡Quiero que todos se vayan ya de mi casa!—grite—Cada persona que amo, cada persona que tocó, se muere, ¡No quiero a nadie en mi casa!—.