Capitulo 8.

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Estoy caminando por la ciudad.
Enciendo un cigarrillo mientras la brisa pega en mi rostro.

He quedado con Alfred en unos de los clubes más mencionados del momento.

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Camino al inicio de la fila despreocupado.

—Hola Yenfri—Saludo al portero.—

—Nerio—Me saluda.

Le doy un cigarrillo. Y este me agradece con la cabeza.

—¿Ya los chicos están adentro?—Le ofrezco fuego y este lo enciende.

—Si—Quita la cinta roja para que pase.

—Nos vemos.

Entro al club, la música fuerte no tarda en recibirme, mujeres en la pista de baile moviendo sus caderas, tragos aquí y allá.

Cómo amo este ambiente.

Camino hasta los chicos.

—¡Nerio!—Gritan las chicas.

Saludo a todos antes de irme a la mesa D.E (Dueño y empresarios).

Hace un par de salidas atrás me hice amigo del dueño de este lugar, un par de trabajitos sucios y ya tienes accesos a todo lo que que quieras.

—Kein—Me siento.

—Pockerman—Este lleva su puro a la boca.

—¿Te gusto la chica que te he presentado?

—Es una total loca—Dice con una sonrisa—Me encanta.

Me ofrece whiskey y acepto gustoso. Pasan horas de tragos y charlas sin sentido cuando llega.

—No conseguia la tienda de muebles—Habla ella sentandose en las piernas del hombre quitándole el puro de la boca para fumarlo ella—Esto ser dama correcta es nuevo.

—Lo harás bien—Este la besa y ella le sonríe con ternura—¿Haz conseguido la universidad?

—No—Rueda sus ojos.

—Derecho—Digo interrumpiendolos—Nunca creí que quisieras ser abogada.

—Es lo que me gusta—Se encoge de hombros.

El hombre le da unas palmadas en pierna, para levantarse he irse.

—Gracias por presentarme—Me besa la mejilla— No soportaba un día más en el burdel.

—Sharoon, te dije que te ayudaría a salir y eso fue lo que hice, es un buen hombre solo tienes que almordarlo.

—Te debo una—Me da un trago—Eres mi hermano, no dudes en pedir lo que sea.

Luego de charlas y bailes. Me empiezo a marear así que convenzo Alfred de irnos.

Al llegar a casa subo a mí habitación como puedo, quito mis zapatos y me tumbó en mi cama.

—Buenas noches madre.

Cierro mis ojos, quedándome dormido.

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Es domingo y mi día libre.

A desperdiciar mi tiempo como quiera.

Tomo un baño y salgo a correr, el parque no queda muy lejos así al llegar estiro en los asientos.

Me coloco los audífonos de Alfred y busca una canción buena en su mp3 "Bubble Pop Eléctric" llena mis oídos y comienza a correr.

El cabello se me adhiere a la frente mientras que la sangre se me comienza a calentar, aceleró mientras que la música suena fuerte en mis oídos, me detengo a beber agua y a atar mis cordones.

Un grupo de mujeres pasan y me miran descaradamente.

Reanudó el paso unos minutos antes de volverme a casa.

Al abrir la puerta veo a Daniella en el sofá.

¿Puedo llevarlo a mi boca?

toda.

Una mano me trae a la realidad.

—¿Estas bien?—Alfred me mira raro—Mamá te está hablando.

—¿Que?—Digo—Mmh claro, solo estoy un poco mareado por qué corrí, denme un momento.

Voy a la cocina, me echo agua a la cara y el en el cuello... Mi calor subió aún más.

Una mano de desliza lentamente por mi espalda.

—¿Te pasa algo Nerio?—Muerde mi oreja.

Me volteó y la tomo del cuello pegandola en la pared, la miro fijo.

—Rudo—Se inclina a morder mis labios—Me gusta.

Bajo mi cabeza pero se escuchan pasos cerca así que la suelto y volteó a dónde está el grifo abierto.

—Nerio, quería presentarte a Daniella—Corin habla a mi espalda.

—Creo que deberías buscarle una píldora se nota algo mareado—Habla Daniella.

—¿En serio?—Y yo asiento con la cabeza—Okey denme un momento.

Vuelve a salir de la cocina.

—Espero verte mañana en el café—Se acerca de nuevo a mi espalda.

—Ahí estaré.

Vuelve Corin y finjo tomarme la pastilla. Subo a la habitación.
Y tomo una ducha.

Camino a bajo y veo que todos están sentados en la mesa.

—Ya está listo el almuerzo—Corin dice emocionada.

Asiento con la cabeza y camino al otro lado.

—Nerio-Dice Daniella—Justo a mi lado hay un puesto.

Alfred alza la ceja y yo camino callado hasta el lugar.

Sirven el pollo.

—Y bueno Nerio cuéntame de ti—Dice y Geibth le dice algo con la mirada.

—No hay mucho que contar—Llevo el vaso a mis labios.

—Pues a mí se me hace que tienes muchas partes interesantes—Dice y siento como apreta mi muslo.

Y me ahogo con el agua.

Alfred ríe mientras alza sus cejas.

—No lo puedo creerDice.

—¿Que?—Pregunta su padre.

—Que hicieran un torneo de Acros y no me invitaran—Finge ver su celular—Sin duda los amigos nos existen.

Está tarde será interesante.

Nerio Pockerman. [Libro II].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora