Capitulo 36.

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Shar se ha negado a traer el collar de diamantes, alegando que es una niña y no le dará importancia a tal regalo.

Así que solo puedo observar como la niña juega montada en su nuevo pony.

Ruedo mis ojos.

Sofia trae una cerveza y me la entrega.

—¿Es correcto beber alcohol en una fiesta de niños?—Pregunto enarcando una ceja.

—Si quieres durar hasta a qué piquen el pastel, te hará falta.

Rio dandole un trago a mi cerveza, relamo mis labios ganando la atención de algunas mamás a mi alrededor, hecho mi cabello hacia atrás antes de ofrecerles una sonrisa.

Amanda vuelve acomodando su ropa y niego con la cabeza.

Neyl camina hasta llegar a mi lado.

—¿No podían esperar a que al menos las personas se fueran?—Digo y lo escucho carcajearse.

—¿Somos muy obvios?

—Mucho diría yo—Alfred habla a mi otro lado, no me había dado cuenta de su presencia.

—Es que cuando tienes a una niña de cinco años, corriendo por todas partes—Neyl suspira—No hay tanta intimidad. Tu lo entiendes Alfred.

El recién nombrado asiente dándole un trago a su cerveza.

—Completamente.

Ruedo los ojos.

—Ademas, estábamos aprovechando que había quien cuidara a Nat.

Los tres reímos.

Mis ojos detectan moviento y es cuando veo a Leith cargar a Natalie. Ambas ríen mientras giran.

Veo como Amanda se acerca para decirles algo y ambas asienten mientras ríen de nuevo.

—Deberias hablarle—Habla Alfred—Escuche que es buena chica.

Lo miro y el se encoge de hombros.

—Ya hemos hablado—Digo relajado.

—¿En serio?—Neyl peina su cabello rubio con las manos y en sus ojos hay una chispa de intriga—¿Que han hablado?

—Solo le dije que ya nos veríamos.

Miro fijo a la chica que ahora habla Sofia y Paul.

—No en serio ¿Que le dijiste?—Alfred habla más serio.

—Espero te guste experimentar.

—Eres pésimo—Habla negando con la cabeza—No me sorprende que sigas soltero.

—Dejalo—Neyl golpea su pecho—Ya llegará la indicada.

—Eso espero—Susurro para mí.

Luego de un par de juegos estoy rogando por qué todo termine, los gritos de niños hacen que mis oídos duelan.

Miro hacia la banca y los ojos de Lieth encuentran con los míos. Su ceño se frunce antes de rodar los ojos.

Enarco mi ceja y un impulso hace que me acerque.

—¿Disculpa?—Digo y ella alza la mirada para mirarme a los ojos.

—¿Te puedo ayudar en algo?—Habla con fastidio.

—¿Se puede saber por qué ese gesto?

—Uhm ¿Cuál?—Se hace la confundida, pero estoy seguro de que sabe de qué hablo.

—Has rodado tus ojos al verme.

—¿Y no puedo hacerlo?—Dice indiferente.

—Solo es que...

—Yo conozco a los tipos como tú—Debate molesta— “Espero te guste experimentar”, ¿Crees que decir eso te hará ver más sexy? O que crees que la mujeres solo somos un pedazo de carne con la cual saciar tus malditos caprichos sexistas.

La miro sorprendido.

—No veo a las mujeres de ese modo, yo.

—Eres un idiota.

Una llamarada recorre mi cuerpo, encendiendo desde la puntas de mis pies hasta los dedos de mis manos.

No sé en qué momento me encorve, hasta quedar prácticamente encima de ella.

Noto como el pulso de su cuello está acelerado. Una sonrisa traviesa se posa en mis labios.

—Tienes razón—Digo y noto como su mirada se desvía a mis labios—Soy un total idiota. Volvamos a empezar... Soy.

—No me interesa conocerte Nerio—Se levanta y me da la espalda—Ya tengo suficiente drama en mi vida en este momento.

Observo como se va. Y la presencia de alguien a mi lado hace que gire la cabeza.

—Se ven maravillosos juntos—La mamá me Amanda sonríe—Espero entiendas la señal.

Asiento.

Nos volveremos a ver.  

Nerio Pockerman. [Libro II].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora