Capitulo 41.

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Miro mi vestido una y otra vez, es rojo ceñido a mi figura y con un gran escote.

Hoy es el cumpleaños de Sofi así que hará una gran fiesta en la casa de Amanda.

Retocó maquillaje antes de bajar, ya que el auto que mandaron por mi está en la entrada.

Los nervios acumulados en mi estómago no me dan tregua, ¿y la razón?, pues han pasados semanas desde aquel día.

Subo al auto y el recorrido es en silencio.
Al llegar veo muchos autos aparcados, sujeto duro el regalo y camino a la casa.

Al tocar el timbre, me abren enseguida, la mamá de Amanda me recibe con un gran abrazo.

—La fiesta es en el jardín.

Ella recibe a otras personas que acaban de llegar, así que camino hasta la mesa de regalos y dejo el mío ahí.

Doy unas cuantas bocanadas de aire antes de erguir mi espalda y caminar decidida hasta el jardín, contoneo mis caderas al caminar y salgo a dónde están todos.

Mi vista se posa en Karen quien está riendo a carcajadas con un grupo de personas, camino a ella que al verme se acerca con la boca abierta.

—¡Te ves hermosa!—Grita y siento mis mejillas calentarse.

Toma mi mano y camina conmigo entre la multitud. Pronto vemos Amanda y Neyl, hablan muy cerca uno del otro.

—¡Am!—Grita Karen y está voltea.

Silba como camionero.

—¡Estás de infarto!—Dice acercándose.

La saludo con un beso en la mejilla. Neyl también se acerca.

—¿Dónde está Sofi?—Pregunto.

—Esta por allá—Señala Amanda.

Me acerco en silencio.

—¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

Ella da un salto, y se da vuelta.

—Joder me vas a matar—Dice abrazandome—Gracias por venir.

Un círculo de personas se acercan a felicitarla y yo me alejo, Amanda desapareció con Neyl y Karen están con su esposo e hijo.

Miro a mi alrededor y me doy cuenta que son las únicas personas que conozco. Ah y...

—Hola—Su voz hace que el hormigueo se intensifique.

—Hola—Respondo aún sin mirarlo.

—¿Cómo has estado?

Me encojo de hombros.

—Supongo que bien.

— Es bueno saberlo.

Me lleno de valor y alzo la mirada para verlo, grabé error.
Está de smoking y su cabello está peinado de medio lado. Él baja su mirada hasta mí, y siento mi cuerpo arder.

Muerdo mi labio.

—No hagas eso—Dice en tono abatido, como si la situación entre los dos, lo consumiera.

Nerio Pockerman. [Libro II].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora