Capitulo 15.

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Su cara se vuelve de nuevo al hombre que está arrodillado en frente y con los ojos llenos de lágrima y una gran sonrisa asiente.

—¡Si!

Todos se levantan felices y aplauden mientras yo me limito a sonreír.

—¡Me caso familia!—Grita ella enseñando el anillo que yace en su dedo y sonriendo.

Se acercan uno a uno a felicitar a la feliz pareja. Es mi turno así que finjo una sonrisa.

—Felicidades—Le digo y ella asiente envolviendome en un abrazo, siento su corazón latir rápido.

—Hablamos en tu habitación—Susurra.

—No hay de que hablar— Contesto separandome.

Veo que sacan una botella para brindar y me retiro con la escusa de que me duele la cabeza y deseo descansar.

Al subir a la habitación me acuesto mirando el techo, es ridículo que me duela su compromiso, teníamos muy poco conociéndonos.

Me siento un estúpido por tenerle cariño tan rápido, me siento un idiota por qué yo si quería entrar en su juego.

Siento golpecitos a la puerta para abrirse poco después.

—Nerio yo...

—¿Un novio? ¿Daniella un puto novio?

Me levanto y camino a la ventana. Miro afuera para no mirarla.

—Lo siento, no pensé que regresaría tan pronto.

—¿Cuando pensabas decírmelo?

—Queria enseñarte, quería ser tu maestra en...

—¿Cuando ibas a contarme sobre él?—Le interrumpo mirándola de nuevo, veo como se sonroja.

—No me mires así—Susurra un poco entrecortada.

Me doy vuelta y pego mi espalda a la pared.

Tiene las manos unidas frente sus muslos me mira pero aún no sabe que explicación darme.

Y eso me molesta.

—Daniella—Hablo de nuevo con voz firme. —Dime cuando me ibas a contar sobre él.

—Es complicado—Mira el suelo con el mismo gesto que ví en Patricia.

—Eso no aclara mi pregunta—Contesto y ella levanta otra vez la cara.

—No me mires así por favor.

—¿Cómo?

—Con desprecio—Dice en voz baja—Se que no estuvo bien lo que hice.

—¿Jugar conmigo?

—No hice eso. Creo que antes somos lo suficientemente grande como para separar sexo de una relación.

—Pues yo no fui la que le dejo claro a Sharoon que tenía una relación conmigo.

Baja de nuevo la cara sin saber que decir.

—Se que lo sentiste—Comienza—Se que en este poco tiempo también sentiste esa conexión, estuvo mal, si pero...

—Arrodíllate— Digo y ella acata mi exigencia.

Y es cuando veo que es la típica sumisa con ínfulas de dominante, el pequeño cordero queriendo disfrazarse de cazador.

La miro con una sonrisa.

—Si Daniella, sentí lo mismo que tú.

Desbrocho mi pantalón.

—Me hiciste sentir especial.

Me arrodillo en frente y veo como pasa saliva.

—Pero se una cosa.

Me acerco a su cuello y echa la cabeza hacía atrás para ofrecemelo. Depósito un beso corto.

—No tengo lo que él tiene.

Mi lengua se desliza por el contorno de su escote y siento como jadea.

—No soy empresario.

Mi mano sube por su muslo, mientras sigo besando su suave piel.

—Y también se que no estarías conmigo, por qué yo no te puedo dar lo que el sí.

Sus pezones se marcan debajo la camisa.

—Y se que justo ahora quieres que te arranque la ropa—Muerdo el lóbulo de su oreja—y te lo haga duro mientras tú prometido está abajo.

Un jadeo sale de sus labios. Y con sus cerrados dirige mi mano a su entrepierna.

—Pero yo no me meto con mentirosas.

Digo levantándome y abrochando mi pantalón, acomodo mi cabello.

—Y tampoco con mujeres comprometidas así que Daniella, te agradezco que salgas de mi habitación.

Ella me mira con rabia levantándose.

—Haré que Geibth te eche—Acomoda su ropa—Eso tenlo por seguro Nerio.

Sale de la habitación dando un portazo.

Suspiro tirandome de nuevo en la cama.




Nerio Pockerman. [Libro II].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora