Increíblemente estúpido, así se habría catalogado el Samuel de hacia unos meses si se viera como estaba ahora. Rubén tenía malditamente razón y eso le jodida muchísimo, todo en el juego era simplemente la ostia. Sin el Demo podía jugar todo tipo de deportes, ellos mismos jugaron un buen rato al tiro al arco y el esgrima. Podía tener mascotas si lo deseaba, podía ingresar patrones si aprendía como hacerlo para solicitar mejoras a su skin de cualquier tipo (con un módico precio, claro está). Podía literal hacer lo que quiciera las veces que quiciera ¡Hasta descargar una rutina de ejercicio! Esto último no le pareció nada divertido al más alto de los dos, pero a él poco le importaba.
No quería dejar de jugar ahora más que nunca cuando por fin había aprendido a usar la katana que Rubius le había regalado. Pero las horas se pasaron tan rápido que cuando se dieron cuenta ya había anochesido. Y aunque Rubén Acotó sobre la hora y el peligro que podía suponer ir con todo el juego de un lado a otro a tales horas de la noche, Samuel sabía que su motivo para llegar a su dormitorio era otro. No realizó ninguna objeción y en cambio le acercó con su auto hasta unas calles más allá de la universidad.
Rubén se despidió agradeciendo que le llevará hasta allá, no sin antes ofrecerse a llevar el juego el día siguiente si el otro se encontraba libre para ello. Propuesta que Samuel no nego, por supuesto. Ahora que sabía cómo era todo OtherLife no pretendía volver a tocar el Demo más nunca en su vida.
Y así fue, se encontraron al día siguiente. Y al siguiente. Y al siguiente de ese. Cuatro días en total y seguidos dónde Rubén fue hasta su casa luego de terminar sus clases para jugar y luego regresarse cuando el sol se ocultara para realizar sus Shows en Antarex. Una rutina corta a la que Samuel se adapto con facilidad, corriendo toda su rutina de deberes hasta que el otro partiera de su casa para comenzar a realizarlas.
No solo jugaron OtherLife para ser sincero, Rubén no perdió oportunidad de mostrarle un par de juegos más con la misma emoción con la que le compartió el primero. Tal vez impulsado por el pensamiento de que Samuel era un completo noob en todo eso y su reacción sería por mucho interesante y genuina de contemplar. Pasaron de un juego de pistolitas, dónde Samuel era jodidamente malo, a Mario Cars, dónde fue aún peor. Pero su mala ostia para los juegos no fue motivo para que no soltaran algunas risas de tanto en tanto, más por parte de Rubén quien no creía que existiera alguien tan pésimo para manejar un simple auto de Mario.
— Y se supone sabes conducir ¿En serio?
— ¡Autos de verdad! — Gruño el otro, estrellándose una vez más contra el borde de la pista de carreras.
Rubén se descojonaba de la risa al ver cómo perdía los estribos, pero su templante por querer mejorar era un punto extra. Tal vez solo necesitaba algo de práctica y ya le tomaría el hilo al juego.
— Uff.. eso estuvo cerca, estás mejorando.
— ¿Eso crees?
Bajo el arco para poder observar la diana puesta a lo que parecían ser metros de distancia de ellos. La flecha se había clavado muy cerca del centro, después de tanta práctica parecía que ya le estaba tomando por fin la caída al juego. Observo hacia su costado, Rubius se encontraba sentada una piedra lisa junto a él, Rubén en la realidad sentado cómodamente en el sofá. Sus cabellos estaban atados en una cola de caballo alta que bailaba con el viento, su mentón apoyado en la palma de su mano.
— ¿Quieres intentar? — Cuestionó Samuel, ofreciéndole el arco.
— Yo ya se tirar con el arco, tú estás aprendiendo ¿O ya te cansaste?
Negó, tomando otra de las flechas para preparar el arco. Cerro uno de sus ojos y con el otro visualizo el centro de la diana. Sintió como Rubius golpeaba su pierna con la mano para que mejorará su postura y así hizo, respirando hondo antes de soltar la flecha. Un tiro limpio pero no dió en el blanco.
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OtherLife [Rubegetta]
FanfictionBienvenido Vegetta777 ¿Listo para OtherLife? 🔍Buscar Amigos: Rubius Mensajería ✉️ Vegetta777:¿Estás disponible? Rubius: Para ti, siempre. ¿Cuando la ficción comienza a ser mejor que la realidad? En cuanto nuestros deseos pueden ser cumplidos por el...