Nivel 59

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Pasó el tiempo entre tensión y planificación, ajustes de horarios para que todos estuvieran disponibles. Quackity había corrido un par de días más la reunión por cuestiones personales que no quiso comentar con ellos, no tuvieron otra opción que esperar. Fargan se encargó de casi todo lo que Samuel agradeció, ahora que tenía su apoyo y no había más que ocultar. Su amigo fue un soporte que brindó un aire fresco para el tormento que había estado viviendo. Incluso sus conversaciones se volvieron más confidentes, largas y llenas de una soltura por parte de Samuel como nunca antes había ocurrido. Su lazo se había fortalecido y los había unido mucho más, un salvavidas al que el moreno se sujetó para seguir respirando.

Sus conversaciones con Rubén volvieron a ser diarias, prolongadas y sin tensión después de su encuentro en el centro comercial, cuestión que ambos agradecían. Se saludaban en la universidad, se reunían para almorzar y aunque Rubén no se veía del todo seguro de hablar con Fargan en privado volvieron a saludarse y mantener conversaciones cortas mientras Samuel estuviera presente. Samuel no quiso intervenir más de lo necesario, dando tiempo a que Rubén recuperara su seguridad.

Podía decir que las cosas se iban encaminando a mejor, en su pecho comenzaba a crecer una esperanza de la que se quería aferrar. Pensaba en ello de forma positiva, más concentrado en lo que pasaba en su cabeza que en la redacción de su ensayo de español. Escribiendo dos palabras cada par de minutos sin poder generar un texto completo que tuviera  sentido, incluso ese otro pensamiento que había estado hasta en sus sueños iba y venía ante él haciendo que sus nervios se descontrolaran.

La libreta se movió de su lugar trayéndolo de vuelta de su nube de imaginación, desconcertado casi a la par que irritado por la acción. Volteó su cabeza para hacer un reclamo, soltando un bufido más cansado que molesto al ver de quién se trataba. Rubén saltó por sobre la banqueta para tomar asiento a su lado, ojeando por encima la libreta.

—¿No deberías estar en clases? — Cuestionó el rubio sin despegar los ojos del texto en la libreta.

— No vino el profesor — Explicó, apoyando el codo en la superficie de la mesa de madera y la cabeza en su mano. Recorrió con la mirada el aspecto del rubio con pantalón desgastado, camisa blanca exageradamente grande y manchada de pintura, una bandana blanca igual de sucia mantenía su cabello lejos de su frente — ¿Estabas en el taller?

Rubén levantó su sonriente rostro, observando sutilmente su ropa antes de asentir — Estaba terminando de pintar un trabajo de escultura grupal, una muñecas Matrioskas que después te muestro — Aseguró — Iba para mi habitación a ducharme y te vi aquí — Encogió los hombros, regresando su libreta.

— Has estado ocupado entonces, no puedo decir lo mismo. Dos de mis clases fueron canceladas por que los profesores enfermaron y el examen que tendría hoy lo aplazaron para la semana que viene — Explicó con fastidio.

— Eres la única persona que he escuchado quejarse de no tener clases y de que le aplacen un examen — Admitió con una mueca burlona, cruzando las piernas — Vas a casa entonces ¿O vas a esperarme?

Samuel pensó al respecto sabiendo que de irse a casa igual tendría que regresar más tarde, encogiendo los hombros — Yo te espero.

El artista agrandó su sonrisa al escucharlo — No me tardaré tanto, aunque si quieres puedes venir-

—¡HEY! — La conversación se cortó ante el caluroso y repentino saludo del recién llegado castaño. Fargan observó de uno a otro con una exagerada sonrisa, la que se iba desapareciendo poco a poco — ¿Interrumpo?

Samuel volteó los ojos ante su comentario, Rubén encogiéndose a su lado saludando con una apretada sonrisa.

— Estoy ansioso por hoy ¿Ustedes no? — Cuestionó ignorando la pequeña incomodidad del ambiente, palmeando con sus manos la superficie de la mesa — Falta poco para que le coloquemos las manos encima al imbécil.

OtherLife [Rubegetta] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora