Nivel 47

2.7K 360 435
                                    

— ¿Estás seguro que es por aquí?

— Que sí, Samuel. Anoté bien la dirección — Se quejó con fastidio, era la quinta vez que le preguntaba lo mismo. No importaba el idioma que le estuviera hablando, no parecía entender.

Estar tan ansioso por llegar era lo que le tenía presionando a Fargan, sabía que estaba siendo un pesado pero ya necesitaba darle respuestas a tantas preguntas, sobre todo a una que tantos problemas le había causado. Fargan deseaba comprender el por qué del mal humor de Samuel desde que le había llamado en la mañana y más aún después de que le dijera que se saltarían las clases ¿Cuándo el moreno le había dicho que faltara? Nunca antes, hasta para ir al médico esperaba que las horas estudiantiles terminaran, fácilmente podrían ir allí llegada la tarde pero el mayor no tenía tiempo que perder.

Era debido al día anterior, mientras dormía cada palabra y acción de Rubén se reproducía en sus pensamientos obligándolo a tener esa conversación consigo mismo que tantas largas le había dado. Sincerando una vez más sus sentimientos sobre el rubio artista, como si hubiera más que sincerar. Rubén le gustaba, no tenía idea de cuánto o cómo, no era parecido a cualquier gusto que hubiera sentido antes con cualquier chica y tampoco quería entrar en comparaciones. Todo con Rubén era nuevo y diferente, no tendría el control de nada de lo que pudiera ocurrir y aunque eso lo sacaba de su zona de confort no estaba preocupado más que por una cosa: el imbécil del acosador que se encontraba tras Rubén. Bueno, sí que tenía más inconvenientes pero una vez resolviera el principal se encargaría del resto, por eso había citado a Fargan para ir en busca de respuestas.

— Tiene que ser esta casa — Fargan releyó la dirección en su móvil para estar seguro antes de tocar el timbre un par de veces — ¿Qué le decimos? ¿Saludamos primero?

— Ya veremos cuando abran la puerta.

No tenía ni idea, para ser sincero. Fargan tocó el timbre una vez más y un delgado pelinegro abrió la puerta con un adormilado rostro, sus ojos se abrieron y el color de su piel se volvió pálida al ver quiénes eran sus visitantes, quiso cerrar la puerta pero Fargan fue más rápido interponiendo su mano. No pintaba nada bien su reacción, que se comportara cuál ratón huyendo de gatos cantaba muy mal.

— Fargan — Saludó con voz temblorosa, esbozando una nerviosa sonrisa — ¿Qué hacen aquí?

— Vinimos a saludar, Alexby — Fargan empujó la puerta para hacer espacio y poder adentrarse a la pequeña casa sin haber recibido invitación. El delgado y bajo pelinegro no pudo hacer nada para impedir su intromisión — ¿Cómo has estado, chaval? Tiempo sin verte por la universidad, me tenías preocupado.

Samuel no se quedó atrás, siguiendo a Fargan al interior de la vivienda aún si los modos pensó no eran los adecuados. La casa no era grande, incluso podía decir que era más pequeña que la suya, un alquiler cómodo para un soltero o un estudiante sin más adornos que los usuales y desorden típico de habitación masculina. Latas de cerveza vacías, bolsas de frituras y demás cosas que hicieron a Samuel arrugar la nariz con desagrado, no le sorprendería que el tal Alexby tuviera días sin ducharse.

— He estado ocupado, ya sabes. Consiguiendo trabajo para cubrir mis gastos, he ido a buscar mis notas y así — Explicó rápidamente con una sonrisa más que falsa — ¿Acaso alguno de mis compañeros te hizo venir en busca de la parte de mi trabajo? Lamento la molestia.

— Estamos aquí por OtherLife — Cortó Samuel sin esperar a que se perdiera más tiempo en conversaciones sin sentido y de las que no tenía interés en escuchar.

Alexby alzó las cejas con sorpresa, dejando salir una risa aguda y nerviosa que incomodó los odios de Fargan y Samuel. Pasó las manos en repetidas ocasiones por la camiseta blanca que llevaba, secando sus sudorosas palmas.

OtherLife [Rubegetta] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora