Nivel 12

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— ¿Seguro? — Cuestionó Willy, mirando al desconocido.

— Seguro, no tengo problemas — Se encogió de hombros.

— No lo sé... — Murmuró algo desconfiado. No conocía de nada al rubio, dejar a su mejor amigo a merced de un posible ladrón no estaba en sus planes.

— Tranquilo, Willy. Conozco a Rubén desde hace tiempo, es alguien de confianza — Ánimo Fargan, pasando un brazo por sobre los hombros del larguirucho rubio, labor que no se le hizo fácil gracias a la altura prominente del otro — Si él dice que podrá cuidar a Samuel esta noche yo confío en que lo hará.

El ojos rasgados frunció los labios, meditando la idea. A decir verdad, no sé quería ir de la fiesta todavía, y si Fargan confía en él podría darle un voto de confianza.

— Rubén — Llamó entonces el regordete moreno, tirando de la sudadera del mencionado — ¿Qué haces, tío? ¿Realmente te estás proponiendo para cuidar a un tío borracho que ni conoces?

— Si ¿Por? ¿Qué tendría de malo? Quisiera yo, que cuando esté en una situación parecida un alma caritativa se preocupara por mí, aunque no me conociera — Se encogió de hombros — Dar para recibir, Mangel.

— Tu no necesitas conseguir un alma caritativa, yo soy el alma caritativa — Refutó auto señalándose.

— Voy a estar bien, igual ya estaba aburrido y quería irme — Movió su mano restándole importancia — ¿Puedes llevar a Irina a los dormitorios? Está muy borracha para regresar sola, te la encargó.

Mangel miró a su mejor amigo incrédulo por lo que hacía, más dejó de insistir sabiendo que cuando algo se le metía entre ceja y ceja se volvía el ser más terco del planeta. Suspiró asintiendo, dejando un par de palmaditas sobre su hombro.

— Yo la llevó a los dormitorios. Cualquier cosa avísame y voy a ayudarte, es un tipo... — Miró más allá del rubio, donde estaba Samuel recostado de los hombros de Fargan y Willy — Muy grande. Y tú muy fuerte no eres, Rubén.

— Tranquilo ¿Qué es lo peor que puede pasar? — Dio la espalda a sus amigos, dirigiéndose a los otros — ¿Vamos entonces?

Willy a regañadientes asintió, diciéndole algo a Cristina para luego encender su auto. Entre Rubén y Fargan subieron a Samuel en el asiento trasero, sentándose luego el rubio de copiloto.

— Te sabes mi número, me llamas si sucede algo — Comentó Fargan, apoyado en la ventana.

Rubén asintió a su amigo, ajustando el cinturón de seguridad apenas el ojos rasgados aceleró. Tamborileaba sus dedos sobre sus piernas sin saber que decir para cortar el silencio dentro del auto, era de esas personas que solo socializaba con su pequeño grupo y pensaba no necesitar más que eso. Pero tenía la necesidad de al menos iniciar alguna pequeña conversación, muy a su suerte Willy se le adelantó.

— ¿Ustedes se conocen? — Cuestionó.

El rubio miró sobre su hombro para ver a Samuel en la parte de atrás. No le conocía si era sincero, apenas sabía algunas cuantas cosas de él como para darse por conocidos.

— Me encargó una pintura — Comentó en respuesta, sin saber que más decir.

— ¿Una pintura? — Willy no ocultó la sorpresa en su voz — Eso si no me lo esperaba.

— ¿Por qué? ¿Tiene algo de malo?

— No. No me malinterpretes — Se apresuró a decir en cuanto notó el entrecejo fruncido del otro — Solo que Sam nunca fue muy amante del arte. El saber que ahora ha encargado una pintura es sorpresivo.

OtherLife [Rubegetta] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora