Nivel 46

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El camino fue excesivamente lento, Samuel no se arriesgó a conducir más rápido de lo que podía manejar con el nivel de alcohol que llevaba en su sistema, aún bajo las constantes quejas de Rubén. Kira fue ignorada por los dos que a tropezones subieron las escaleras, riendo por cada escalón que pisaban en falso y las veces que estuvieron a punto de caerse. Rubén no sentía pudor de mostrar lo ansioso que estaba de lo que sea que fueran a hacer, adhiriendo sus labios a los de Samuel como si se tratara de un imán y el metal.

— ¿Crees poder conmigo? — Ronroneó abrazado a su cuello.

Al moreno le costó unos segundos entender a lo que se refería con "poder con él", una vez que lo dedujo estiró sus brazos para tomarlolo por las piernas, sujetándolo con fuerza en su cintura al verse abrazado por ellas. De las pequeñas cosas que Rubén siempre quiso hacer pero que hasta ese instante no había tenido la oportunidad de intentar, todo él agradecido de sentir las manos de Samuel tomándolo con fuerza para que no se cayera.

— Eres pesado — Admitió el moreno conforme caminaba el corto camino hacia su habitación, colocando más fuerza en sus brazos de lo que jamás había tenido que usar para cargar a alguien antes.

No era solo su peso, Rubén que de por sí era alto ahora estaba por lo mucho más arriba que antes, Samuel haciendo un glorioso esfuerzo con su cabeza hacia arriba para poder regresar los besos que Rubén con dificultad le daba. Pero no se atrevió a quejarse en ningún momento, lo incómodo que estaba era lo que menos le preocupaba. El calor en el cuerpo del rubio subió aún más si era eso posible al tocar la cama a su espalda, su corazón tan desbocado como se podía al tener encima al moreno.

Parecía que sus pensamientos no eran únicos, la dudosa mirada de Samuel le confirmó que este tampoco sabía qué hacer a continuación. Se habían dejado llevar tanto por la pasión que sentían que habían olvidado por completo los pequeños, grades, inconvenientes. Para Rubén era suficiente solo pasar la noche pegado a sus labios y acariciando todo lo que pudiera del moreno, pero ¿Qué con lo que deseaba Samuel?

— Yo... Debería darme una ducha, estoy todo pegajoso — Comentó, prácticamente empujando a un lado a Samuel para levantarse de la cama — No me tardo nada.

Con esa promesa corrió hacia el baño presa de los nervios, cerrando la puerta tras de sí para quedar en espacio seguro. "Espacio seguro" pensó, como si Samuel fuera un depredador que se lo iba a comer. Tragó en seco cuando Samuel apareció por la puerta, retrocediendo ante su silencioso acercamiento. Pero el moreno solo abrió el estante del tocador, sacando de su interior los relajantes musculares que se llevó consigo, dejándolo solo de nuevo.

Algo dentro de él picó con indignación, pero no podía reprenderlo por su desconfianza, después de todo ya hacía bastante con aceptarlo en su casa después de todo lo que había hecho. Prenda a prenda se deshizo de la elegante ropa que ya estaba vuelta un desastre, adentrándose bajo la helada lluvia de agua que estremeció su cuerpo. El alcohol en sus venas terminó por estallar su cerebro, produciendo un suave dolor de cabeza que amenazaba con volverse en mareos ¿O solo se trataban de efectos secundarios de los nervios que le tenían temblando más que la misma agua?

Acarició el pomo de la ducha como una forma de distraer sus pensamientos, escuchando la puerta abrirse del baño para pocos segundos después cerrarse de nuevo. Cerró el agua y pasó las manos por su cabello para retirar el exceso de esta, abriendo la puerta corrediza de la ducha. Samuel había dejado un suéter ligero y un pantalón para dormir, junto unos boxers limpios bien doblados. Tomó estos últimos para colocárselos una vez secó su cuerpo con la toalla, siguiendo con el suéter.

Se observó de reojo en el espejo, pasando la mano por su cabello para peinarlo; primero a una lado y luego al otro sin estar satisfecho con el resultado, terminando por sacudir su cabeza para que cayera como le diera la gana ¿Qué estaba esperando conseguir? No podía hacerlo, no estaba listo para abrirse a Samuel de una forma que él también pudiera disfrutar sin llenarse de tantos pensamientos intrusivos que arruinaran la atmósfera. Estaba siendo tan mezquino con los deseos del moreno, valiéndose de su privilegio sobre su cuerpo para disfrutar tanto como deseaba. Se miró una vez más en el espejo, mordiéndose el labio inferior con extremo ensañamiento, pensando en qué podría sacrificar ¿Qué estaba dispuesto a dar? Sin terminar en un colapso.

OtherLife [Rubegetta] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora