Nivel 39

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Maldijo en voz baja sacudiendo su mano, al observar su dedo notó la minúscula gota de sangre que se estaba formando y que rápidamente limpió chupándose el dedo. Estaba hasta la mierda de poner tachuelas en la cartelera informativa de la universidad ¡Y esa era la última hoja que debía pegar gracias al cielo! Una hojas mas y se habría quedado sin dedos de tantas perforaciones que ya se había hecho. Recogió del suelo todos los panfletos que le sobraron y los acomodó dentro de un par de cajas que luego apiló y cargó.

— ¡Hey! — Saludó, moviendo la cabeza hacia un par de compañeros.

Cerró los ojos con fuerza cuando su teléfono comenzó a sonar ¿Quién podía ser ahora? Escogían los momentos donde más ocupado estaba para ponerse todos de acuerdo y contactar con él ¿Quién faltaba por llamarlo esa mañana? El papa Francisco.

Con dificultad apoyó todo el peso de las cajas en un solo brazo, contestando el teléfono sin siquiera mirar cuando lo tuvo a su disposición.

— ¿Aló? Si eres tú, Luis, ya te dije que no tengo dinero — Apoyó el aparato entre su hombro y su oído, haciendo presión para que no se cayera.

— No soy Luis, pero me alegra saber que no tienes dinero así me ahorro el invitarte al centro comercial.

Fargan alzó las cejas, sujetando de nuevo las cajas con ambas manos mientras seguía su camino.

— Cris — Saludó, relajando su tono de voz y su expresión — ¿Qué sucede? ¿Necesitas algo?

— No, no. Solo llamaba para... Ya sabes — Escuchó un suspiro del otro lado — Pasar el rato, eso creo. Sé que estás ocupado pero Luzu no me contestó y bueno, no tengo muchos amigos aparte de ustedes. Con los que quiera hablar — Corrigió al final.

Fargan guiñó su ojo en saludo hacia otra de sus compañeras de clase.

— Ya somos dos. Nunca estoy ocupado para ti — Tranquilizó — Ya terminé lo que tenía que hacer, ahorita voy a guardar todo en la secretaría ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? Samuel estaba en casa, aunque supongo ya habrá llegado ala universidad.

— Sí, bueno. No he querido llamar a Sam por... Ya sabes.

— No hablar con Jackie Chan, lo entiendo — Le dio un golpe con la cadera a la puerta de la secretaría, una mujer mayor alzó la cabeza y él en respuesta alzó las cajas para informarle a qué iba — ¿Pensaste lo que hablamos anoche?

— Sí, un poco. Pero no quiero hablar más de eso, ya lo pensaré después.

Fargan sintió pena por lo cansada que se escuchaba la rubia por llamada, sujetando el teléfono con su mano ahora que podía pues había dejado las cajas sobre uno de los escritorios. Con su mano libre se despidió de la mujer mayor, explicándole en señas que volvería luego.

— Te entiendo, descansa. Aprovecha que hoy solo tienes una sola clase para dormir lo que no has dormido — Despegó el móvil de su oído, observando la pantalla para ver el mensaje nuevo que había llegado regresándolo a su oído — Ya me solicita Jet Lee ¿Te llamo en lo que salga de clases? Luzu me dijo que iba contigo a comprar zapatos, los puedo acompañar.

— Me encantaría — Admitió la rubia, soltando una risita — Cuídate, Farfar. Hablamos luego ¿Sí?

Fargan lanzó un beso muy sonoro contra el micrófono del móvil, colgando y guardando el teléfono en su bolsillo. Aceleró el paso fuera de las oficinas administrativas de la universidad, estirando los brazos en el proceso. Su gruñente estómago llevaba informándole desde hacía ya unos minutos lo necesitado que estaba de comida, buscó un billete en su cartera y frenó justo frente a una máquina expendedora. Saciaría ese apetito con un emparedado de pollo con mayonesa.

OtherLife [Rubegetta] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora