Capítulo 2

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Diego.

Llegué a la casa de Matías porque él no quiere vivir en la mansión que su papá le compró y lo entiendo, son recuerdos de ella.

Entré sin autorización y tuve que taparme la nariz cuando me llegó el olor a alcohol.

—Siempre he amado el olor a alcohol pero éste tipo se pasa —Dijo Mauro detrás de mí.

—¿Qué haces aquí?

—Acabo de entrar, estacioné mi auto detrás del tuyo.

—No te ví.

—Ya me dí cuenta pero sólo vine a despedirme de Matías.

—¿Despedirte?

—Celeste, Maricela y yo nos iremos a Japón, allá está nuestro hijo.

—¿Zeus?

—¿Cuál más?

—¿Vas a dejar a tu hermano? No puede con su vida.

—Lo quiero mucho pero ya son 3 semanas que trato de hablar con él y no me hace caso, a demás, me molestó mucho que Natalia se arrodillara ante él y eso no le haya importado.

—¿La justificas?

—Quedamos en que nadie juzgaría a Natalia, ella tuvo sus razones y lo que nos queda es apoyar a cada uno

—Pero todos estuvimos de acuerdo en que no debió hacer eso

Me empujó contra la pared acorralándome. Estaba enojado y me miró directo a los ojos.

—No tienes por qué opinar sobre lo que pasó, tú no estuviste todas las noches durmiendo con ella cuando creía muerto a Matías.

—Sólo digo la verdad.

—Y podrías mantener el osico cerrado. Natalia lloró hasta quedarse dormida, mientras me abrazaba susurraba el nombre de mi hermano, temblaba entre mis brazos y varias veces le costaba respirar, todo sucedió de un momento a otro que ella se negaba a creerlo, su mente jugó con ella hasta hacerle cometer locuras. No sé qué pensaba en ese momento pero tampoco soy nadie para criticar su acciones, estoy con ella y la apoyaré en cada momento.

—Si Natalia quería a Matías, ¿Por qué lo traicionó con Alonso?

—Recuerda que fuiste tú quien volvió a unirlos porque no te gustaba que a Matías lo vieran como el malo y, ¿Ahora? Ahora que se trata de Natalia, ¿No vas a ayudarla porque piensas que es una puta?

—No lo he pensado —Fruncí el ceño—. Jamás he creído eso

—Entonces deja de opinar sobre cosas que no sabes —Se alejó de mí

—Tienes razón —Le dije rendido—. Estoy siendo un inmaduro...

Me quedé pensando en que cuando uní a Natalia y Matías fué porque merecían una oportunidad más de demostrarse que pueden amarse sin problemas.

—Mussi, no fuiste bueno con ella, en tu lugar yo iría a Japón.

—Voy a ir después de hablar con Matías.

—Entonces vamos.

Lo acompañé a una de las habitaciones y toqué la puerta pero no abrió.

Mauro se atrevió a abrir pero los dos corrimos al ver a Matías en el suelo.

—Despierta —Le dije dándole palmadas en la mejilla mientras Mauro le sentía el pulso.

—Será mejor llevarlo al hospital —Dijo con urgencia

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