Natalia
Puede ser egoísta de mi parte hacerme una prueba de embarazo yo sóla pero no tengo el valor de llamarle a uno de mis amigos, mis padres o a Matías.
Tengo casi dos semanas de retraso y como ya lo había dicho, yo siempre soy exacta pero no quiero ilusionar a nadie hasta que esté segura.
Me senté en la cama mientras miraba la prueba pero recordé que debo mandarle video a Maricela, me lo pidió para que se lo enseñara a Celeste.
Agarré el celular y comencé a grabarme cuando la prueba... ¡Mostró dos rayitas!
Me salieron lágrimas y sonreí como nunca. Mandé un beso mostrando la prueba y terminé el video a los pocos segundos.
Le llamé a Maricela mientras el video se mandaba.
-Hola, tía, ¿Estás bien? -Preguntó con esa voz tan dulce y angelical.
-Sí, corazón, ¿Y tú?
-Mejor, gracias. Mi papá está revisando a Zeus y mi mamá... Acaba de llegar, ¿Quieres hablar con alguno?
-No, quiero que mires el video que te acabo de mandar y luego se los muestras. Te amo, chau.
Colgué y aventé el celular mientras brincaba y lloraba.
Estreché la prueba entre mis brazos pensando en llamarle a Matías para avisarle pero recordé que está con su mafia supervisando cada uno de sus negocios.
¿Pueden creerlo? ¡Estoy embarazada!
Salí de mi habitación para ir con mi papá y entré sin avisar. Se me hizo raro que siendo las ocho de la mañana no esté despierto y más porque Jin no está.
Besé su mejilla y luego me acerqué a su oído
-Papá... Despierta, precioso.
-Ven... -Me jaló para acostarme con él y subió su pierna en mí.
-Papá, tenemos que hablar.
-¿De qué? La mafia ya es tuya, no me molestes -Habló sin abrir los ojos.
-Necesito que entrenes a alguien y le enseñes todo...
-Hazlo tú, yo quiero descansar.
-Pero tu me dijiste que te dejara entrenar a tus nietos así que tienes tiempo para prepararte.
-Mjm...
Agarré sus manos para ponerlas en mi vientre y luego suspiré.
-Vas a ser abuelo... -Susurré sintiendo nuevamente mis lágrimas caer.
Hubieron como tres segundos de silencio y luego...
-¿¡Qué!? -Se incorporó de inmediato-. No juegues con esto, Natalia.
Me vió llorar y negar con la cabeza.
-No bromeo, papá... -Dije con voz chillona y le mostré la prueba.
-¡AHHH! -gritó antes de subirse en mí y luego se levantó de la cama para cargarme y girarme-. ¡Vas a ser mamá!
Me aferré a su cuello mientras seguía llorando.
-Necesito decirle a Matías...
-Si, preciosa -Me bajó y dió un beso en la frente-. Llámale...
-No, así no... Le diré en la noche que vaya a Rusia.
-¿Quién más lo sabe?
-Mauro, Celeste y Maricela.
-No puedo creer que vas a ser mamá -Acarició mi rostro.
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