Capítulo 33

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Matías.

Las lágrimas de Natalia me hacen sentir mal, no sé si estoy fallando como pareja, si la lastimé anoche o si ya no debo trabajar con chicas.

-Cierra los ojos -Me dijo en forma de orden.

-¿Para qué?

-Ciérralos, no me hagas enojar.

Los cerré de inmediato para tratar de que se tranquilizara.

Agarró mis manos y cuando sentí algo en mis palmas abrí los ojos.

-Ya viene en camino nuestro pequeño ser -Me dijo nerviosa

Ver esa prueba positiva me hizo recordar a los sueños que he tenido donde dos pequeños nos acompañan. Y claro, tenía que decírselo.

-No estoy listo para tener un bebé...

La ví ponerse pálida así que la sostuve y terminé la oración.

-Estoy listo para tener dos, tres, cuatro, los que sea que vengan.

La besé aferrándome a su cintura y luego besé el hermoso vientre donde empieza a desarrollarse mi hijo.

-¿Cuándo te enteraste? -Le pregunté.

-Ayer -Dijo aún llorando.

-Ahora entiendo por qué estás así de sensible.

-¿Qué hiciste cuando estabas con la chica de ayer?

-Vamos a bañarnos y hablamos de esto cuando estemos desayunando.

Asintió y no hubo segundo en el que no mirara su vientre. Ahora puedo entender lo que Diego sintió cuando mi hermana le dió la noticia.

La bañé pero tuve que evitar el jabón para que no le ardiera, sólo usé agua y las caricias que le dí eran suficientes para ella.

Cuando la vestí, imaginé muchas escenas de nosotros jugando con nuestros hijos.

-Debemos empezar a ver la cuna, la ropa, la habitación... ¿Quién más sabe de esto?

-Maricela, Mauro, Celeste, mis padres y tu.

-Perfecto -Le abroché los botones de arriba de su blusa-. Haremos una fiesta para que todos sepan que estamos a nada de formar nuestra familia.

Hizo mi cabello hacia atrás cuando yo estaba hincado ante ella poniéndole unas botas.

-¿Te parece esta noche? -Preguntó mirándome a los ojos.

-Si, Damisela, pero cuando digo que quiero que todos se enteren hablo de todo mundo.

-¿De veras?

-Sí o, ¿Tienes miedo de perder a tus seguidores? -me hice el celoso.

Se rió negando con la cabeza.

-No, amor, yo también quiero que todos se enteren.

Escuchamos el timbre así que la cargué para bajar al comedor y la senté.

-Necesitamos personal, amor -dijo casi en reclamo y tiene razón, debí contratarlo hace mucho.

-Lo tendrás para esta noche -Le aseguré antes de ir por la comida.

El jardín era enorme y mi flojera fué demasiada que preferí subirme al auto para llegar hasta la entrada.

Cuando estuve de vuelta con Natalia y le serví la comida, me jaló de repente para que me sentara en sus piernas.

-No he ido al doctor -Frunció los labios.

-¿Quieres ir antes o después de la fiesta?

-Después, quiero que me atienda una de las amigas de mi papá.

A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora