Capítulo 8

348 32 3
                                    

Celeste.

Éstos tres meses he sido inmensamente feliz, no creí que tener una familia como ésta sería la mayor aventura de mi vida.

Tener a Diego como hermano no está tan mal. Trata de cuidarme y se pone celoso cada que mi papá me abraza.

Mi papá y yo nos sentamos para lanzarnos juntos por el tobogán y deseo tanto tener a Natalia aquí, éste es uno de nuestros sueños por cumplir juntas.

-¿Lista? -Preguntó mi papá agarrándome de la mano.

Asentí con una sonrisa en el rostro.

Respiramos profundo y nos lanzamos como si no hubiera un mañana.

¡Dios! No hay manera de explicar tanta felicidad. Hay personas a las que les cuesta superar su pasado pero para mí no fué difícil ya que no hay nada que extrañe de él.

Mi papá no me soltó aún cuando nos sumergimos y al subir, se limpió el rostro antes de limpiar el mío.

-¡Otra vez! -Pedí emocionada y lo abracé.

No me dijo nada, se quedó callado y cuando lo ví, seguí su mirada entendiendo por qué se puso así.

Mi mamá venía con un bikini rojo. Estaba captando la atención de varias personas

Llegó hasta nosotros y se metió lo más rápido posible.

-Quiero ir a la habitación -Le dijo mi papá abrazándola.

-¿Por qué estás nerviosa? -Pregunté.

-Nunca he usado bikini, me da pena.

Me reí por lo bajo antes de separarla de mi papá

-Pues qué desperdicio porque te ves jodidamente sexi.

-¿Segura?

-Si, ¿Acaso no viste cómo te miraban aquellos hombres?

Mi papá se enojó y agarró nuevamente a mi mamá para besarla.

-Esos tipos no duermen una noche más en mi hotel -Amenazó.

-¿Por qué no corres a todos y así nos quedamos sólo nosotros? -Propuse en broma.

Sonrió asintiendo.

-La mejor idea que pudiste tener.

Abrí mas los ojos y apreté los labios.

«Excelente»

Me alejé un poco de ahí dejándolos solos pero Diego torsió los ojos.

-¿Cómo te puede gustar verlos besándose? -Preguntó.

Lo abracé rodeando su torso y me recargué en su pecho

-No creas que no te ví platicando con aquellas chicas -Le dije sonriendo para tratar de disimular mi enojo.

-No le digas a Katheryn -Se puso nervioso.

-¿Acaso ya no te gusta?

Se rió poniendo sus manos sobre mi cintura

-¿Cómo no va a gustarme Katheryn? ¿Acaso no la has visto bien?
Me vuelve loco.

-Pues pórtate bien porque le dije que te cuidaría.

Agarró mi rostro entre sus manos y negó con la cabeza.

-Y tú también, cariño porque te ví muy sonriente con aquel chico de tatuajes y no sea que Mauro se vaya a enterar.

-Sólo me hizo reír un poco.

-¿Y? Eso es suficiente para que Mauro se enoje.

Su celular sonó y me soltó para poder contestar.

A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora