Notita:
Aparece un nuevo personaje así que creo que no entenderán el nombre de la chica hasta que terminen de leer el capítulo. Les aviso pa'que no se confundan tanto xd.____________________________________________
Rosa.
Han pasado dos meses desde la boda de Natalia y Matías y realmente me siento más cansada de lo normal pero hoy desde la tarde he iniciado con dolores sólo que no quise decirle nada a Alonso. El pobre no ha dormido bien en estas últimas semanas por estarme cuidando y ahora quedó rendido.
Me incorporé para levantarme e ir por agua al piso de abajo.
Alonso deja una jarra con agua a mi lado pero quiero caminar un poco, quizá así se me tranquilicen los dolores.Al abrir la puerta, Alonso se movió pero no despertó y lo agradecí tanto porque es capás de molestarse conmigo.
Apenas si avancé unos pasos cuando los dolores llegaron más fuertes.
-Ah... -Me quejé tocando mi vientre.
Estaba empezando a sudar y las piernas me temblaban.
-Calma, mi niña...
Me recargué en la pared y respiré profundamente, después dejé escapar el aire y volví a hacer lo mismo unas cuantas veces.
Crei que todo pasaría pero fue lo contrario porque me llegaron contracciones en la cadera.
-¡Dios! -Me quejé y abrí las piernas por inercia.
-Tu eres más necia de lo que creí -Dijo Alonso en tono preocupado.
Me ayudó agarrándome para que pudiera caminar pero ya ni eso podía.
-La pañalera... Llámale a Matías... El hospital... -Dije con palabras entre cortadas al mismo tiempo que me quejaba del dolor.
-Esperame aquí, no te muevas...
-Como si pudiera...
Regresó a la habitación por las cosas y el tiempo que se tardó se me hizo eterno.
Mientras me cargaba y salíamos de la casa, le ayudé llevando el celular a su oreja.
-Mi hija ya va a nacer, ¡Te vemos en el hospital! -Dijo Alonso.
-No tardo...
Escuché hablar a Matías y tiré al móvil cuando Alonso me metió a la camioneta.
-Aguanta, mi amor, aguanta...
En cuanto salimos de la cochera y arrancó, los dolores venían más fuertes.
—Conduce más rápido —Le pedí nerviosa y sintiendo miedo.
—Respira profundo y deja salir el aire...
—¡No funciona! —Chillé.
—No lo has intentado, mi niña...
Las lágrimas se me salieron mientras hacía lo que Alonso me pidió.
Un auto se pegó mucho a nosotros y después Celeste se asomó por la ventana del asiento trasero.
—Oh, cielo, aguanta...
Sonreí asintiendo pero llegó una contracción más fuerte.
Cerré los ojos con fuerza al mismo tiempo que tocaba mi vientre y cuando me dí cuenta, Celeste ya estaba metiéndose a la camioneta por la ventana.
—¡Odio que Matías te haya enseñado eso! —Grité molesta aunque muy en el fondo amé que Celeste se metiera—. ¡Vas a caerte!
—Estoy bien...
