Natalia.
Castigo, Castigo, Castigo, Castigo.
No creí que mi papá me fuera a castigar tantos meses después de que me fuí con Matías.
O bien... No lo tomo en castigo como tal, sólo me quitó todo tipo de comunicación con los demás... ¿O no?
En fín, no entiendo a mi padre, dice que sigo castigada y me sigue consintiendo.
Parece que sólo quiere jugar con mi mente.
Terminé de cerrar la última bolsa de despensa y cargué las más que pude.
-¿No vas a llevarme? -Preguntó mi papá apareciendo en mi camino.
Bajé las bolsas y respondí.
-No te gusta convivir con la gente "Pobre" -Dibujé comillas al aire.
-Las comillas se usan cuando simulas algo y ellos no simulan nada, realmente son pobres.
Torsí los ojos.
-Deja de llamarle así a esas personas, sólo es gente de bajos recursos.
-O sea pobres.
-En algún momento yo también fuí pobre y lo seguiría siendo si no fuera por tu dinero.
-Mentira, tienes dinero propio gracias a los hoteles que has construido para los perros. Es como un sitio que puedes visitar y te dejan dinero.
-Ay, papá -pellizqué el puente de mi nariz-. ¿Cuándo voy a ganarte una discusión?
-Cuando muera porque ya no podré responderte.
Sentí un nudo en la garganta y mi pecho dolió.
-No digas eso -Lo abracé-. Vas a vivir muchos años más.
-Eso espero -Acarició mi espalda-. Si hubiera sabido que te encontraría al igual que a Samuel los hubiese buscado desde hace mucho.
-Nos has hecho feliz estos meses, eres el papá que todos desean.
Alguien se aclaró la garganta detrás y cuando me asomé sobre el hombro de mi papá ví a Jin.
-Hola -La saludé soltando a mi papá.
-Hola, Natalia...
Mi papá se puso tenso al escuchar la voz pero no quiso demostrarlo. Se dió la media vuelta y metió las manos a su pantalón.
-¿Vienes a que te devuelva el trabajo? -Preguntó serio-. Porque te aviso que ya tenemos nueva sirvienta.
Jin no se dejó intimidar por eso, sólo sonrió y asintió.
-Vine por tí, Hiroshi.
Abrí más los ojos y miré hacia otro lado. Me sorprendió que Jin le hablara de tal manera a mi papá. Él ya me había contado lo sucedido entre ambos pero no creí que Jin regresara.
-¿Por mí?
-¿Acaso no escuchas bien?
-Escucho perfectamente, Jin pero...
No lo dejó hablar más ya que caminó hacia él para besarlo.
A mi papá no le importó que yo estuviera presente porque la tomó por las nalgas para abrirla a horcajadas en él.
-Maldita mentirosa, si me amas -Le dijo agarrando un puño de su cabello.
Jin sonrió maliciosa y lamió los labios de mi papá.
-Creo que merezco un castigo, mi amo y estoy lista para recibirlo -Dijo como toda una sumisa.
-Penetrarte por el ano se me hace buen castigo.