Capítulo 11

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Natalia.

Castigo, Castigo, Castigo, Castigo.

No creí que mi papá me fuera a castigar tantos meses después de que me fuí con Matías.

O bien... No lo tomo en castigo como tal, sólo me quitó todo tipo de comunicación con los demás... ¿O no?

En fín, no entiendo a mi padre, dice que sigo castigada y me sigue consintiendo.

Parece que sólo quiere jugar con mi mente.

Terminé de cerrar la última bolsa de despensa y cargué las más que pude.

-¿No vas a llevarme? -Preguntó mi papá apareciendo en mi camino.

Bajé las bolsas y respondí.

-No te gusta convivir con la gente "Pobre" -Dibujé comillas al aire.

-Las comillas se usan cuando simulas algo y ellos no simulan nada, realmente son pobres.

Torsí los ojos.

-Deja de llamarle así a esas personas, sólo es gente de bajos recursos.

-O sea pobres.

-En algún momento yo también fuí pobre y lo seguiría siendo si no fuera por tu dinero.

-Mentira, tienes dinero propio gracias a los hoteles que has construido para los perros. Es como un sitio que puedes visitar y te dejan dinero.

-Ay, papá -pellizqué el puente de mi nariz-. ¿Cuándo voy a ganarte una discusión?

-Cuando muera porque ya no podré responderte.

Sentí un nudo en la garganta y mi pecho dolió.

-No digas eso -Lo abracé-. Vas a vivir muchos años más.

-Eso espero -Acarició mi espalda-. Si hubiera sabido que te encontraría al igual que a Samuel los hubiese buscado desde hace mucho.

-Nos has hecho feliz estos meses, eres el papá que todos desean.

Alguien se aclaró la garganta detrás y cuando me asomé sobre el hombro de mi papá ví a Jin.

-Hola -La saludé soltando a mi papá.

-Hola, Natalia...

Mi papá se puso tenso al escuchar la voz pero no quiso demostrarlo. Se dió la media vuelta y metió las manos a su pantalón.

-¿Vienes a que te devuelva el trabajo? -Preguntó serio-. Porque te aviso que ya tenemos nueva sirvienta.

Jin no se dejó intimidar por eso, sólo sonrió y asintió.

-Vine por tí, Hiroshi.

Abrí más los ojos y miré hacia otro lado. Me sorprendió que Jin le hablara de tal manera a mi papá. Él ya me había contado lo sucedido entre ambos pero no creí que Jin regresara.

-¿Por mí?

-¿Acaso no escuchas bien?

-Escucho perfectamente, Jin pero...

No lo dejó hablar más ya que caminó hacia él para besarlo.

A mi papá no le importó que yo estuviera presente porque la tomó por las nalgas para abrirla a horcajadas en él.

-Maldita mentirosa, si me amas -Le dijo agarrando un puño de su cabello.

Jin sonrió maliciosa y lamió los labios de mi papá.

-Creo que merezco un castigo, mi amo y estoy lista para recibirlo -Dijo como toda una sumisa.

-Penetrarte por el ano se me hace buen castigo.

A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora