Matías.
Natalia estaba boca abajo babeando y con su mano en mi rostro.
-Damisela... -Le hablé el susurro-, ya levántate.
-Cinco minutos más -Dijo limpiando su boca antes de acomodarse entre mis brazos.
-¿Segura?
-Sí, déjame seguir contigo...
Le encimé la pierna para acomodarme pero luego llegó algo a mi mente.
-¡La boda! -Expresamos los dos antes de levantarnos pero a Natalia le dió un mareo.
-¿Estás bien? -Le pregunté ayudándola a sentarse.
-Sí... Sólo fué el mareo...
-¡NOS VAMOS A CASAR! -gritamos de repente y la cargué haciéndola girar.
Agarró mi rostro entre sus manos y sonrió.
-Ya nos merecíamos ésta felicidad -Dijo mientras lágrimas salían de sus ojos.
-Siempre has merecido felicidad.
-Bájame...
Al ponerla en el suelo, recargó su cabeza en mi pecho y me abrazó por la cintura.
-Parece sueño ésto -Murmuró.
Estaba por responderle cuando Katheryn abrió de golpe y entraron todos.
-Ya, vamos, sáquenlo -Dijo en tono de orden.
Mi papá y Mauro me alejaron de Natalia mientras que Akira llevaba a su hija al baño.
-¿Qué se supone que hacen? -Pregunté.
-Hoy es la boda y es obvio que no van a arreglarse juntos, daa -Dijo Katheryn colocando sus gafas en el cabello.
-Espero que ya hayas ido al médico, ¿Cómo se te ocurre tomar estando embarazada? -La regañé
-Tengo una cruda de la chingada así que no me hagas enojar -Levantó una ceja.
-Si amas tu cuerpo entonces no le digas nada -Me susurró Mauro.
-¿Te hizo algo?
Asintió antes de mirar a papá.
-Sólo le pegó en las piernas hasta dormirlas, nada fuera de lo común-Explicó mi papá.
Miré a Katheryn quien aún me retaba con la mirada.
-¿Pues qué crees, cariño? Yo no te tengo miedo.
-No espero que me lo tengas pero si el respeto como hermano.
-Cuando aprendas a no tomar estando embarazada hablamos, hermanita-Le guiñé un ojo-. Recuerda que aquí el poder lo tengo yo así que quien me debe respeto eres tú...
-¡Carajo! -Gritó antes de ir hacia a mí.
Por suerte logré salir corriendo y al bajar las escaleras me topé con Diego.
-Suerte con tu mujer, adiós -Dije empujándolo hacia Katheryn.
Llegué a la sala y me oculté en el sofá.
-¿Qué haces? -Preguntó Zeus detrás de mí.
Toqué mi pecho antes de enderezarme.
-Nada...
-Hoy es tu boda, la tengo programada...
-Gracias, Zeus...
-Ve a bañarte, son muchas cosas que tenemos en la lista y no hemos hecho ni la primera. Tienes 18 minutos y 37 segundos para bañarte, si continúas retrasándote olerás muy mal para tu evento.