Capítulo 4

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Celeste.

Metí mi ropa de mala gana a la maleta y después traté de cerrarla pero no pude, el cierre se atoró con una prenda.

—¿Puedo? —Preguntó mi papá dándole toquesitos a la puerta.

—Pasa —Respondí de malas.

Se supone que ayer Mauro y yo iríamos a Japón para estar con Natalia y revisar a Zeus pero no, en cambio, mi papá dice que yo no me mando sóla y que agradezca que me dejó dormir una noche más con Mauro.

—¡Se atoró! —Grité desesperada al no poder sacar la ropa.

—Permíteme.

Se acercó para ayudarme y en menos de 5 segundos logró abrir nuevamente la maleta.

—El chiste era cerrarla no abrirla —Le dije mientras iba por unos vestidos.

—Pues vas a doblar la ropa hasta que esté muy bien acomodada en la maleta porque si no nunca va a cerrar.

—Tenemos el personal para que lo haga —Hice un puchero.

Sonrió y juro que tiene una sonrisa espectacular.

—¿Por qué estás así? —Preguntó sentándose en la cama y se dejó caer hacia atrás.

Fuí con él para acostarme a su lado y mientras él ponía las manos atrás de su nuca, yo lo abracé.

—Quiero estar con Mauro, me gusta dormir con él.

—No es posible, quiero que tengas una vida normal.

—¿A qué te refieres?

—A que quiero que vivas con tu familia, no me gusta esa idea de que quieras vivir con Mauro con apenas 20 años.

—Ya estoy grande.

—Lo aparentas pero no, para mí sigues siendo una niña.

Pasé saliva conteniendo las ganas de llorar.
Hugo nunca me abrazó, jamás se preocupó por mí y eso no me duele porque él no fué mi papá pero hubiera deseado apoyo de mi madre.

—Te amo, hija —Me abrazó para que llorara en su pecho

—¿Viviremos lejos?

—No, la mansión que compré está cerca del bar de Matías.

—¿Cuándo nos vamos?

—A más tardar hoy en la noche.

—¿Por qué la prisa? —Lo miré.

—Quiero que durmamos en su nueva casa —Acarició mi mejilla—. A mi me agrada la idea de vivir con Héctor porque es un gran amigo pero los dos sabemos que necesitamos privacidad.

—Pues la tienen, cada quién en su habitación.

—Celeste... Escucho los gemidos de él y Akira al igual que ellos escuchan los nuestros, eso no es privacidad.

—¿Y acaso quieres escuchar mis gemidos con Mauro?

Abrió más los ojos y le sonreí.

—No voy a escuchar nada porque ustedes no dormirán juntos —Se levantó molesto—. Y más te vale no escaparte porque entonces estarás castigada—. Llegó a la puerta y abrió—. Por cierto, piensa bien la carrera que elegirás porque tienes 2 meses para entrar a la universidad.

Cerró la puerta y quise seguirlo pero no tiene caso, todo estará a favor de él.

Aunque... Creo que tiene razón, vivir sin Mauro no está tan mal porque me gusta sentir la adrenalina de salir por las noches y tener una hora de llegada pero ésta vez será más emocionante porque tengo una familia que me quiere y un hermano... Pues gruñón pero simpático.

A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora