Celeste
Le dí dos toques a la puerta de la habitación de mi hermano y me alejé rápido por si sale enojado.
Últimamente discutimos mucho por lo que le hizo a Katheryn pero también porque mi mamá me consiente mucho. Creo que está celoso.
—¿Necesitas algo? —Me preguntó al salir.
—Ya nos vamos...
—El coral siempre se te ve bien —Dijo observando mi vestido.
—Gracias...
—Bueno, vámonos.
Quise caminar pero me detuvo para entrelazar nuestros brazos.
—Perdón por el tiempo que estuvimos discutiendo —Dijo apenado.
—¿Me quieres?
—Demasiado, no te imaginas cuanto.
—Aquella vez que Natalia nos presentó cuando yo me estaba tomando un refresco, ni por la mente me pasó que eras mi hermano —Dije con tono de ironía.
—Yo tampoco. Te ví bailar, hacer maniobras y coqueteando tanto con Mauro que si hubiera sabido que eras mi hermana te habría regañado.
Me reí por lo bajo.
—Cuando te enteraste que yo soy tu hermana...
—Me dió felicidad —Agarró mis manos al terminar de bajar las escaleras—. Siempre supe que había cierta conexión contigo cada vez que te veía y desde que era niño deseaba tanto una hermana para cuidarla y discutir con ella por tonterias.
—Entonces hago buen trabajo —le guiñé el ojo.
—Vámonos que llegamos tarde de nuevo —dijo mi papá mientras le acomodaba el cierre a mi madre.
Salimos los cuatro hacia la camioneta pero me dieron deseos de manejar. Hace tiempo que no lo hago.
—¿Puedo? —Le pregunté a mi papá señalando el volante.
—Pero apúrate porque tenemos diez minútos para llegar
—Apuesta a que llegaremos en cinco.
—Si llegamos en cinco minútos exactos te compraré el auto que quieras por muy caro que esté —Me retó mi papá.
Sonreí asintiendo imaginando el auto que le pediría.
—Y si pierdes llevarás la administración de mis hoteles de Perú . Quiero gastos, pago a los empleados, cerrarás cajas... En fín, todo lo que yo hago.
Quedé boquiabierta tambien imaginando todo eso.
—Apuesto a que mi hermana gana —Dijo Diego.
—Ganará tu padre —Le dijo mi mamá.
—Si mi hermana gana vas a encubrirme para que me robe a Katheryn el próximo fin de semana.
—Y si gana tu papá vas a ayudarle a tu hermana con los hoteles.
—Hecho —Levantó una ceja.
—Corre tiempo —Dijo mi papá cambiándose de lugar.
Me subí de inmediato y aceleré.
La puerta es automática y no me importó si rayaba la camioneta para pasar.
Un tipo empezó con en maldito clapson y bufé molesta.
—¡Lárgate a lavar los trastes, maldito sirviente! —Le grité.
Dí vuelta y el semáforo ya iba a cambiar a rojo.