Capítulo 21

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Natalia.

—No vayas a abrir los ojos —Me dijo Joshua mientras sentía cómo colocaba algo sobre mis manos.

—Están cerrados, Joshua —Dije desesperada por saber lo que me estaba dando.

—Bien... Antes quiero que prometas que lo cuidarás mucho más que tu relación con mi primo.

—Lo prometo —dije riendome.

—Bien... Abre los ojos.

Al abrirlos ví un hermoso libro en mis palmas, la cubierta era gruesa, seguía en un tipo estuche transparente y luminoso.

—Se ilumina en la oscuridad —Dijo al meter las manos en las bolsas de su pantalón.

—¡Es mi libro favorito! —Grité antes de abrazarlo.

Me dió un beso en la mejilla y luego nos soltamos.

—Discúlpame por... Abusar de ti, te juro que no estaba consiente y me siento un asco de sólo recordar eso. También perdón por besarte a la fuerza y enfrentar a tu mamá...

—No me besaste a la fuerza, recuerda que yo dejé que me besaras.

—Pero si abusé de tí.

Acaricié su mejilla con suavidad y pareció gato porque cerró los ojos al mismo tiempo que atrapaba mi mano entre su mejilla y hombro.

—Ya pasó, sé que no fué tu culpa, aquel invento te hizo...

—No me justifiques, Natalia —Agarró mi mano—, lo que hice estuvo mal.

—Y te perdono pero también debes perdonarte a ti porque si no no estarás tranquilo.

Asintió antes de besar mi mano.

—¿Me aceptas una salida?

—Claro, ¿A dónde iremos?

—De hecho, quiero que vayamos a una... —Guardó silencio y mordió su labio—. A una cena

—¿Seguro que a una cena? —Me senté en la cama.

—No sé por qué pero me generas confianza —Se rió rascando su nariz.

—Pues cuéntame —Palmée el colchón invitándolo a sentarse.

Cuando lo hizo, suspiró y luego habló.

—Realmente quería que fueramos a una carrera de motos con Matías y Jessy.

—¿Pero?

—Prometí que si mi mamá estaba viva ya no estaría en carreras clandestinas...

—Lo que haremos no será clandestino, será legal

—¿Cómo?

—Lo haremos en Rusia, con motos de nieve.

Sonrió como niño emocionado cuando ve dulces.

—Si... ¡Joder, si!

—Nos vamos en la noche.

—¿No le preguntarás antes a Matías si podemos...?

—También es mi país, todo lo de él es mío.

Me despeinó mientras se reía.

—Eres tan mensa.

Levanté las cejas al mismo tiempo que le quitaba la mano de mi cabello.

—¿Jessy y tu son novios? —Pregunté de repente.

—Creo que si...

—¿Crees?

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