12. Ahora es mi turno

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Juan Pablo Isaza.

Hacemos algo de prensa antes del show, y cuando faltan dos horas, para empezar, volvemos al camerino para ducharnos, cambiarnos y cenar.

Estoy terminando de comer cuando Villa se sienta a mi lado.

- Hey – Lo saludo

- ¿Se había dado cuenta de que ahora es mi cuñado? – Me dice de la nada. Ruedo los ojos

- Guácala, no diga eso – Murmuro. Él se ríe

- No me acordaba de que estar enamorado era así. Siento ganas de estar con ella todo el tiempo

- ¿Y se está conformando conmigo porque somos parecidos o qué? – Me burlo. Hace una mueca

- No, bobo. Solo me estaba preguntando...¿Se siente así por Aitana? Como...¿Cuando le viene a la mente la imagen de su sonrisa, se le llena el pecho de algo burbujeante y se pone a sonreír como un idiota aunque no sabe por qué?

Un flash me pasa por la cabeza, pero no es la sonrisa de Aitana.

Es la de Alex.

Veo su pelo rojo extendido sobre la almohada del hotel mientras se reía de algo que le dije. Sus ojos verdes achicándose en las esquinas por su sonrisa.

Suspiro.

- No sé. Hay mucho rencor involucrado para entenderlo bien – Respondo luego de un rato

- ¿Entonces en qué se quedó pensando?

- Para serle franco, en Alex – Admito. Villa sube las cejas

- ¿En Alex? – Repite

Me rasco la cabeza, porque no sé cómo explicarme.

- Es...No sé, Villa. Igual y solo se debe a las ganas que nos tenemos, y no voy a tener paz hasta que no me la saque del cuerpo, pero se me pasa por la cabeza a cada rato

- Uhmm – Farfulla él

- ¿Qué?

- No, nada, nada – Dice, levantando las manos – Acabe de comer que hay que vocalizar

- ¿Qué, Villa? – Insisto

- Nada. Pensé que me iba a sentar a oírlo desvariar por ella y a escribir otros dos discos y medio. Este giro de los acontecimientos es...inesperado – Dice discretamente. Hago una mueca

- No se empelicule – Le advierto

- Ni siquiera estoy diciendo nada – Se defiende. Ruedo los ojos.

En cuanto termino de comer, nos vamos a hacer toda nuestra rutina habitual de antes de un show.

Y pienso en Alex todo el tiempo.

Cuando bajamos del escenario, me saco el celular del bolsillo y lo reviso.

Tengo a Aitana agendada como ¡¡Cuidado!!, y veo que me han llegado tres mensajes suyos.

¡¡Cuidado!!: Espero que tengas un buen show. Si quieres venir un rato después, podemos pedir algo de comer y ver una peli

¡¡Cuidado!!: ¿Puedes?

¡¡Cuidado!!: ¿Quieres?

- ¿Y?, ¿Quiere? – Me pregunta Simón, que está mirando por encima de mi hombro. Le lanzo un codazo y él se ríe

- Creo que no – Suspiro

- Felicitaciones, mi perro – Me dice y sigue avanzando, dejándome atrás antes de que pueda pedirle una explicación.

No te vayas  » Juan Pablo Isaza (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora