17. ¿Hace cuánto están juntos?

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Juan Pablo Isaza.

Regreso a la gira 2 días más tarde, y estoy dividido entre el deseo de volver a estar sobre un escenario y sentirme yo mismo de nuevo, en el único lugar en el que de verdad puedo hacer algo que vale la pena; y las ganas de quedarme en mi casa, abrazando a mis hermanas y a mi mamá, mientras un miembro fundamental de nuestra familia está sufriendo.

Bajo del avión medo grogui, porque aunque no dormí en las 5 horas de trayecto, mi cabeza se siente desconectada de mi cuerpo.

Lo primero que hago es revisar mi celular por algún mensaje de mis hermanas.

Sin cambios. Esta tarde Susana estaba con ella en la clínica. Está despierta. Todavía no respira por si sola, aunque hay un leve optimismo por parte de los veterinarios. Han dejado de hablar de inyecciones y de "dejarla descansar". Tengo miedo de que empeore, porque sé que ninguna de ellas va a tener la fortaleza para tomar esas decisiones difíciles.

Por ahora, me conformo con una mejoría leve, porque no tengo nada más a lo que aferrarme.

Es irónico cómo los momentos tristes te hacen volver a los lugares conocidos, en donde te sientes seguro.

Porque cuando salgo de inmigración y la veo ahí parada, con las manos en los bolsillos de su abrigo y el mismo sombrero que usa siempre que quiere pasar desapercibida, ni siquiera lo pienso.

Salgo corriendo hacia ella y la estrecho entre mis brazos. Suelta un gritito de sorpresa, pero se ríe cuando la hago girar. Pone sus manos detrás de mi cuello y me mira. Baja la cara y deja un beso cariñoso sobre mi nariz.

- Hola, cielo

- Hola, Tana – Le respondo

Sonríe antes de hundir la cabeza en la curva de mi cuello.

- ¿Cómo está el monstruo? – Pregunta. Aún estamos abrazados en medio del río de gente que corre a nuestro alrededor, pero me da igual

- Ligeramente mejor. Todavía no fuera de peligro

- Lo siento mucho – Dice con un suspiro

También tiene mascotas y sé cuánto las quiere, así que sé que su empatía es sincera.

- Solo...estoy tranquilo por haberla visto y estado con ella. En este momento no tiene dolor, y eso es todo lo que importa

- ¿Y tú?, ¿Cómo estás?

- Perdido – Confieso sinceramente – Por eso es bueno verte. Gracias por venir a recogerme. Creí que no iba a venir nadie

- Me escapé. Por cierto, vámonos. Mónica se va a poner histérica cuando se de cuenta de que no estoy

Asiento.

Tomo mi maleta y empiezo a caminar a su lado. Ella entrelaza sus dedos con los míos, y la dejo, porque esto se siente bien. Cuando nuestra relación empezó, aceleramos de 0 a 100 en dos minutos, y estos momentos de amistad y cariño inocente son una asignatura pendiente; y no puedo decir que no los quiera.

Aun en contra de todo, los quiero.

Vamos al hotel en un auto con chofer, mientras ella me pone al día de lo que ha pasado últimamente, que básicamente se resume en toneladas y toneladas de prensa. Pedro le sugirió empezar a trabajar en una canción con mi hermana, así que deberíamos ponernos en eso pronto.

Cuando llegamos al hotel, Mónica está de pie en el lobby.

- Les pidieron una cosa. Una – Recalca. Luego levanta su celular y lo pone a la altura de mi cara.

No te vayas  » Juan Pablo Isaza (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora