45. Epílogo

1.4K 75 190
                                    


Un año después.

Aitana.

Me paro frente al espejo de la habitación y me examino con atención.

Retiro una voluta de sombra de ojos dorada que cayó sobre mi pómulo.

No he comido nada sólido en dos días para poder entrar en este vestido. Me tomé un batido hace 6 horas que ya debo haber orinado, así que la hinchazón residual hace rato que se ha ido. Me pongo de lado, y veo que mi vientre cóncavo se hunde en la nada, y la tela suave del vestido se apoya gentilmente en los huesos de mi pelvis.

Mi visión está borrosa por el hambre voraz, pero el batido debería mantenerme en pie por algunas horas, así puedo lucir los cortes laterales de este vestido negro que dejan al aire la curva de mi cintura.

Me veo delgada, elegante y bonita.

Me veo exactamente como quiero, y como se supone que debo.

Le sonrío a mi reflejo, y la imagen me devuelve una estampa digna de una portada. El vestido de diseñador, el atisbo de las sandalias de tacón en mis pies. Los diamantes discretos en mis orejas. El maquillaje sublime. El pelo me cae largo y oscuro por la espalda. Mi cara se ve radiante y primorosa, pero la alegría no me llega a los ojos, y no hace falta, porque eso es precisamente lo que la gente nunca va a ver, o no les importa, siempre y cuando dé un buen show.

Soy una estrella, me digo en voz alta.

Porque si eso es lo único que alguna vez seré, por lo menos hay que hacerlo bien.

La puerta se abre a mis espaldas, y doy un paso lejos del espejo para abrirle campo a quien sea que llegó.

Los hermanos Isaza vienen cuchicheando juntos. Ella le dice algo y él se ríe. Mi sangre se hiela.

Cuando me ve, su cara se abre en una sonrisa radiante.

- ¡Hola, Tana! – Exclama, mientras viene hacia mí para saludarme con un abrazo

- Cuidado con el maquillaje – Lo regaño, para que no me apriete tanto contra su cuerpo, porque odio que me abrace.

Odio que me toque.

Odio que se sienta tan cómodo siendo mi amigo, porque yo no estoy cómoda con nada de esto.

Nadie habla de este momento del amor.

Nadie hace canciones sobre esto. Nadie te dice cómo reaccionar cuando el hombre que amas y con quién no estás básicamente por miedo es empujado por tu propia idiotez a los brazos de otra, y esa resulta ser el amor de su vida. De todas sus vidas, porque ella no solo se enamora de él una vez, sino que pierde todos sus recuerdos y vuelve a enamorarse de él una segunda, lo que reconfirma que no fue un accidente. Que el destino los quiere juntos. Que son el final del cuento. Fuegos pirotécnicos, confeti, burbujas de champaña. Que viva el amor.

Olvidémonos de los cabos sueltos.

Se hacen películas sobre triángulos amorosos con peleas de gatas, pero nadie te prepara para el hecho de que ella sea maravillosa, y perfecta para él. Te dicen que luches por el amor, que el amor es más fuerte, y eso es pura mierda. El amor no es amor si no es mutuo. Entonces, solo es una tortura sin sentido. No tengo nada por lo cual luchar, porque él encontró su proverbial final feliz. Y lo quero lo suficiente para respetar eso.

Quisiera decir que deseo que ella le rompa el corazón y lo deje otra vez, pero eso tampoco sería cierto.

Quiero que sea feliz, y la historia demostró que no va a ser feliz si no es con ella a su lado.

No te vayas  » Juan Pablo Isaza (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora