35. You belong with me

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Juan Pablo Isaza.

-  Isa. Despierta. ¡Isa!

Oigo la voz entre mis sueños, pero la ignoro porque no tengo planes de dejar de dormir en el corto plazo.

- Nene, tienes que tomar un avión. Sé que estás despierto y me estás ignorando

Estiro la mano a tientas intentando abrazarla, pero solo cae sobre mis sábanas frías.

Ella se ríe.

- Abre los ojos, cielo. No pusiste el despertador anoche

Me acurruco.

Alex no está acá, así que estoy soñando.

Felicito a mi cerebro por ser capaz de reproducir su voz de manera tan fiel, y me enrosco en mis mantas.

- Ay, eres muy lindo. No te quiero despertar. ¡JUAN PABLO ISAZA! – Grita

Abro los ojos alarmado, y me siento de un salto.

Oigo el sonido de su risa y por un segundo me pregunto si me volví loco, hasta que me doy cuenta de que mi celular sigue metido en el hueco entre mis dos almohadas y la cámara está encendida.

La llamada sigue conectada y ella me está viendo todo dormido y torpe.

Gimo, y le doy un golpe al celular para que deje de enfocarme.

- Buenos días, Isa

- ¿Qué hora es?

- Agh. No puedo con tu voz de la mañana

Levanto el celular de nuevo, porque me gusta la idea de que su cara sea lo primero que vea en la mañana, incluso si es de esta manera.

Está sentada en su cama y tiene una taza en la mano. Bebe un trago y me sonríe.

- Son las 7:30 – Me responde - ¿Cómo amaneces? – Me estrego los ojos

- No dormí nada. ¿A qué hora nos acostamos?

- Como a las 2. Ya dormirás en el avión

- Me quiero quedar hablando con usted – Reniego como un niño

- No cuelgues. Hablaremos hasta que te tengas que ir – Propone

Es una tontería.

No solo una cosa de adolescente, sino un asunto muy de pareja, algo que no estoy muy seguro de que seamos.

Su cara se queda congelada. Susurra una palabrota.

- Mierda. Tengo que contestar esta llamada. Dame dos minutos

- Vale

Me cuelga. La llamada estuvo conectada por un total de 8 horas y 53 minutos.

Aunque en realidad no hemos hablado de nada importante ni hemos resuelto nuestra situación actual, de alguna manera siento que estamos bien. Incluso a pesar de la barrera de la pantalla, me gusta la manera en la que me mira. Esto que siento porque su voz ha sido lo primero que he oído al despertar no puede ser para nada.

Vamos a hacer esto, a pesar de todo.

Tengo tiempo de entrar al baño y ducharme antes de que ella vuelva a llamar, mucho más de dos minutos después.

- Mierda, me perdí la ducha – Se queja. Me río

- No sabía que estaba esperando esa parte – Le digo. Baja la cara ligeramente, de manera que sus ojos se vuelven coquetos

No te vayas  » Juan Pablo Isaza (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora