Extra II

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Un amor de verdad

Juan Pablo Isaza.

Mi hermana entra corriendo a la habitación y derrapa de manera dramática sobre sus zapatos de tacón.

Villa se levanta de un salto y la sostiene por la cintura, mientras ella bracea dramáticamente para recuperar el equilibrio.

- ¿Qué te pasa, fresa? – Le dice él con una sonrisa y, por primera vez en toda la historia del planeta tierra (incluyendo toda la humanidad, a los dinosaurios, y las larvas antes de ellos), esa sonrisa no logra que toda la atención caiga sobre él

Para ser precisos, mi hermana le da un golpe en le pecho para apartarlo (lo cual me hace sentir enormes cantidades de satisfacción, no me importa que hayan sido novios por 3 años), y se desplaza ansiosamente hacia Martín.

El niño, que está recostado en un sofá de manera indolente, con su traje estiloso recortado a la altura de los tobillos y sus mocasines Loafers super brillantes, comiendo de manera un poco salvaje los chocolates Godiva que sobraron de los recordatorios de la boda, tiene la decencia de parecer un poco alarmado cuando mi hermana se desplaza histéricamente hacia él.

Marto sube los brazos para protegerse, como si supiera que hizo algo y va a ser ajusticiado, porque por regla general siempre ha hecho alguna cosa por la que debería ajusticiársele.

- Hay una crisis – Exclama mi hermana, ya tomándolo por el antebrazo para levantarlo del sofá

- Alex lo resolverá – Asegura Marto

- ¡Alex no puede resolver crisis hoy, es la novia! – Le grita mi hermana

- ¿Cuándo has visto que esas pequeñeces detengan a nuestra chica? – Reniega Marto, que se aferra al espaldar del sofá para que mi hermana no lo levante

Obviamente no se ha enfrentado a una mujer Isaza decidida a lograr algo, porque con la fuerza de un atleta olímpico, mi hermana lo saca del sofá y empieza a arrastrarlo por el piso.

- ¡Mi traje! – Se queja Marto airadamente

- ¡Pues entonces levántate y ven a atender la crisis! – Exclama ella

- ¡No sé atender crisis! – Grita él – ¡¡Normalmente soy el que las provoca!! – Se lamenta él antes de sacudirse los pantalones y verificar que su look siga siendo perfecto.

Lo odio un poco porque se supone que yo debería ser el hombre más guapo de esta reunión, pero el pequeño insecto no me dejará brillar ni en mi propia boda.

- ¡Hay una crisis con el vestido, muévete! – Exclama mi hermana, que obviamente no es tan buena gestionando las crisis y está a punto de tener un ataque por sí misma

Me doy cuenta de que todos somos bastante lamentables enfrentándonos a nuestros problemas, porque siempre hemos tenido a Alex solucionando todo para nosotros.

Sé que dejar cosas de este día en manos de otros para intentar disfrutarlo ha sido muy frustrante para ella, y que haya cualquier tipo de crisis por el vestido solo me hace suponer que debe estar subiéndose por las paredes; mientras que yo estoy acá sentado en una suite con mis padrinos comiendo chocolates y esperando que sea la hora, porque no hay una sola duda en mi mente de que este día será perfecto, y cada decisión que me ha traído a hacerla mi esposa es la correcta.

Con un suspiro, me pongo de pie.

- Yo iré – Declaro

- ¡No, tú no puedes ver el vestido! – Exclama mi hermana, dándome una mirada alarmada

No te vayas  » Juan Pablo Isaza (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora