37. ¿Qué le dirías?

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Juan Pablo Isaza.

Ella le da un apretón cariñoso a mis dedos mientras meto la tarjeta electrónica en la puerta de nuestra habitación.

Nuestra.

Es una palabra bonita.

Los demás nos gritan despedidas desde las puertas vecinas, mientras todo el mundo se dispone a dar por terminado el día.

Tenemos otro show mañana, así que venimos directo al hotel luego del concierto y, sin embargo, me siento agotado. A lo mejor es debido a la falta de sueño o a todas las emociones del día, pero todo lo que quiero es descansar.

Dejo su maleta junto a la cama y me quito el sombrero. Ella se sienta en el borde de la cama y patea sus tennis fuera de sus pies. Me mira mientras me saco todo lo que tengo en los bolsillos y lo dejo sobre la mesa de noche.

Ella se muerde el labio.

- Candela

- ¿Qué?

- ¿En qué está pensando?

- ¿Yo? – Pregunta, haciéndose la inocente. Me cruzo de brazos

- Si, usted

- Mmm – Mira hacia arriba con un ademán de falsa distracción.

Se ve muy bonita justo como está ahora, toda coqueta y dulce, sentada sobre mi cama.

Pongo una mano en su cuello y dejo que mi pulgar frote suavemente su mejilla.

- Cierre los ojos – Le digo

Una sonrisa aparece en esa boca sensual mientras obedece, acordándose igual que yo de la noche en la que nos dimos nuestro primer beso.

Dejo correr mis dedos suavemente por la curva elegante de sus pómulos. Mi índice se desliza por la pendiente de su nariz y ella suelta una risita. Dibujo la forma de sus labios, y siento su respiración salir en una exhalación un poco más pesada contra mis dedos.

Es hermosa.

Quiero que mis manos y mis ojos se acuerden de cada peca que salpica su cara, para contarlas en mi mente cuando no estemos juntos.

- ¿Me vas a besar? – Me pregunta, justo como esa noche

- Toda la vida – Le respondo, mientras mis manos se deslizan con suavidad hacia su cuello

- Entonces empieza – Me ordena, igual que esa noche

Bajo la cabeza y dejo un beso pausado y lento en la curva de su cuello.

- Me voy a duchar – Susurro

- Mmm – Murmura, mientras sus párpados se separan

- ¿Qué pasa con esos ruidos, Candela?

- Nada, ve a ducharte – Dice, haciéndome una seña en dirección al baño

- Mmm – Le respondo. Se ríe

Enreda un puño en el cuello de mi camiseta y me jala hacia ella.

No sé si es su intención o si calcula mal la fuerza, pero literalmente caigo sobre ella. Se recuesta en la cama mientras yo me levanto sobre mis codos para no aplastarla. Rodea mi cuello con sus brazos para sostenerme justo donde estoy.

- Estoy muy sudado – Murmuro

- No me importa – Me dice mientras sube las piernas a los lados de mis caderas y me acuna entre ellas. Me levanto sobre una rodilla para que nuestras pelvis no se toquen, porque sé exactamente qué va a pasar ante el más mínimo roce y no quiero presionar más allá de lo debido esta noche - ¿Tienes idea de lo que esas chicas dicen sobre ti mientras te ven cantar?

No te vayas  » Juan Pablo Isaza (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora