36. Las novias

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Alexandra Williams.

La prueba de sonido finalmente se hace.

Cuando se termina, los chicos charlan de asuntos técnicos por un segundo. Más acostumbradas que yo a esta dinámica, las chicas se levantan de sus sitios cuando los ven empezar a dejar los instrumentos en los soportes.

Me quedo un poco rezagada, porque todo esto es un poco extraño para mí.

Generalmente, estaría con el celular en el oído coordinando alguna cosa para después de la prueba y discutiendo con quien sea el tour manager de turno acerca de cómo hacer para sacar espacio en sus agendas y darles algo más de prensa.

Laura se sube a la plataforma de la batería y se sienta en el suelo mientras Marto le habla de algo. Nath empieza a grabar desde el escenario, y le habla sola a la cámara de ese modo en el que ya nos hemos acostumbrado a verla.

Susi se queda junto a la consola de sonido, así que cuando Villa viene a devolver su monitor, le rodea el cuello con un brazo y se distraen hablando con Sancho y Manu.

Yo me quedo tímidamente al borde del escenario, porque se siente extraño e invasivo entrar junto con las chicas, porque he sido parte del Management y he compartido lo suficiente con el crew para saber que se refieren a ellas como "Las novias", y se siente un poco loco y absurdo contarme entre ellas.

Lo miro mientras le entrega la guitarra a un roadie y devuelve su monitor en la consola. Sus ojos me buscan y, cuando finalmente me ve, su expresión se suaviza en algo dulce que hace que mi corazón se derrita.

Camina distraídamente hacia mí y sonrío mientras lo veo acercarse.

- Hola – Me dice con una sonrisa nerviosa. Extiendo una mano y entrelazo mis dedos con los suyos

- Hey – Le devuelvo la sonrisa – Me gusta verte cantar

- Me gusta cantar para usted – Me dice, mientras corre su pulgar sobre mis nudillos - ¿Por qué está aquí apartada?

- Esto es...raro – Admito

Mira hacia atrás, a cada uno de los chicos con su novia. Se encoge de hombros.

- No tiene que estar con las chicas en modo novia. Ya estoy lo suficientemente feliz con saber que está acá, pero si tiene que trabajar o algo, yo...

Pongo una mano detrás de su cuello y lo traigo hacia mí para besarlo.

Mi boca se traga el ruidito de sorpresa que sale de su garganta, aunque un segundo más tarde se ha amoldado contra mí. Pone sus manos en mi cintura, y me besa de esa manera que nunca voy a entender, porque no tiene sentido que pueda ser tan dulce y tan descarnadamente sensual al mismo tiempo.

Apoya su frente en la mía cuando rompe el beso. Me obligo a no buscar su boca de nuevo, porque sé que estamos en público y no quiero hacer un espectáculo, pero...Mierda, solo quiero besarlo.

- Estoy loca por ti – Le digo en voz baja. Sonríe

- Qué bueno – Dice orgullosamente

- Despejé casi todo el día de hoy, así que en realidad no tengo que trabajar mucho – Le digo, frotando mi nariz con la suya

- Gracias por venir, Alex

- Tenía que verte. Sé que hemos estado esquivando el elefante en la habitación, pero no quería estarte extrañando y tener esa sensación de duda

- ¿Así que voló hasta Panamá solo para que hablemos? – Me dice todo sonriente

- Uhm. Si – Admito mientras me siento sonrojarme, porque sonaba un poco más cuerdo cuando reservé un vuelo y salí corriendo. Él se ríe

No te vayas  » Juan Pablo Isaza (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora