41. Ahora que no puedo hablar

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Alexandra Williams.

¿Tienen idea de lo romantizado que está despertar de un coma?

Gracias, puto Hollywood.

Si están esperando un close up de la protagonista abriendo los ojos / Corte / escena de la chica corriendo bajo el sol con su amado y un puto Golden Retriever, déjenme decirles que eso es tan falso como las persecuciones de Fast & Furious.

Déjenme explicarles cómo se siente despertar de un coma.

Estoy fuera de la Unidad de Cuidados Especiales. Tengo mi propia habitación, que mi familia se ha encargado de hacer lo más acogedora posible, pero nada es acogedor acerca de esto.

Estoy conectada a una máquina de diálisis, porque tengo un solo riñón estúpido al que no le da la gana de hacer todo el trabajo solo. Mi cabeza late todo el tiempo. Estoy deshidratada, lo que suele suceder luego de 24 días sin comida sólida, así que tengo una sonda nasogástrica por la que me alimentan 3 veces al día sin que realmente pueda saborear nada. Tampoco puedo comer una mierda gracias al riñón perezoso mencionado previamente.

¿Y la cereza del pastel, y la razón por la que estoy diciendo todo esto en mi mente?

Tengo una afasia de broca.

¿Qué es esa cosa con nombre elegante, te preguntarás? Pues gracias al derrame cerebral que sufrí en cirugía (La cual duró 22 horas, igual que la de Jackson, como los fans de 3 Summers se han encargado de señalar ociosamente), mi cerebro estúpido dejó de hacer lo que debe y, aunque entiendo perfectamente todo lo que me dicen, no puedo hablar.

Déjenme corregir eso.

Mi médico lo define como un trastorno de origen neurológico que implica una pérdida de la habilidad comunicativa, y me hace incapaz de formular frases completas o correctamente articuladas. Eso quiere decir que básicamente, cuando trato de hablar, me quedo trabada en la mitad de una frase. No sé cómo unir mis ideas, y aunque mi cerebro sabe perfectamente lo que quiero decir, mi puta boca no logra dar con los sonidos, así que con frecuencia me encuentro diciendo solo "ah, ah, ah".

En caso de que no sea evidente, estoy muy, muy enojada por esto.

Odio a mi cerebro inepto. Odio todavía más a mi boca incapaz.

La desesperación por no poder expresarme es absolutamente frustrante. La gente viene a verme y lloran emocionados, y no puedo decirles una puta palabra. Quiero gritar.

De hecho, grité. Como respuesta, enviaron a psiquiatría y me metieron ansiolíticos como para dormir una jirafa, así que no más gritos.

No puedo ser yo sin mi voz.

No queda nada de mí si no puedo hablar.

Nunca me di cuenta de que todo lo que me hacía yo misma era mi capacidad de expresar y defender mis ideas. Y ahora solo soy esta persona que se ve como yo, 6 kilos más flaca, llena de moretones y con un cerebro que sigue yendo a mil por hora, pero todas las ideas siguen muriendo en mi cabeza, pues solo chocan con un muro de frustración cuando intentan salir.

Gracias Jackson, por no advertirme sobre esto. Hijo de puta.

Voy y lo dejo morirse bajo sus términos, y ese bastardo viene a criticar los míos y me hace volver ¡¡¿A ESTA MIERDA?!!

Habría podido caminar hacia la luz o cualquier mierda filosófica, pero no. Ve y vive, tu tiempo no ha llegado aún. Ah, pero alerta spoiler, te vamos a quitar todo lo que te hace ser tú. Oops. Epic Fail. Sigue participando.

No te vayas  » Juan Pablo Isaza (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora