EMMA
Entré en casa con el ánimo en los pies.
Como siempre estaba sola.
Me tiré en plancha sobre el sofá y encendí el televisor, lo último que necesitaba era el silencio de una casa vacía. Me quedé embobada mirando un horrible programa de cotilleos en el que una presentadora rubia platino, sobreactuaba, mientras entrevistaba a una mujer a la que le faltaban varios dientes y que quería decirle a su novio que era lo mejor de su vida.
Me estiré con pereza para coger el mando y poner Netflix, no podía soportar telebasura por un segundo más.
Mi móvil comenzó a sonar. En la pantalla me salía que llamaban desde un número oculto.
Contesté pensando que tal vez era una broma de Lian.
—¿Si?
Al otro lado de la línea no se oía nada.
Colgué cabreada, lo último que necesitaba en este momento era una broma telefónica.
El móvil volvió a sonar de nuevo.
—¿Diga? —contesté cabreada.
Nada, solo silencio.
—¡¿Hola?! —insistí.
Corté la llamada y silencié el móvil furiosa.
Esto era lo que me faltaba, no estaba dispuesta a que ningún graciosillo me enfadara más de lo que estaba ya.
Me puse una peli random en la tele y poco a poco me fui relajando hasta quedarme completamente dormida.
Abrí los ojos sobresaltada, tenía el mando pegado a la cara, en la televisión solo se veía la imagen de portada de las diferentes sugerencias que me hacía Netflix para ver, me había pasado toda la película durmiendo.
Mis padres parecía que aún no habían llegado a casa, no era nada nuevo.
Mi padre siempre hacía horas extras en el laboratorio y mi madre podía incluso pasar la noche dibujando diseños nuevos para la firma en la que trabajaba.
Me levanté con pereza y me dirigí hacia mi cuarto.
Me sentía incómoda, odiaba quedarme dormida con los vaqueros puestos, eran los pantalones menos adecuados para darse una siesta.
Al entrar en mi habitación me quedé helada. Sobre mi cama había una flor violeta con cinco pétalos puntiagudos.
Me asusté, esta flor no podía ser cosa de mis padres, ellos nunca tenían detalles de este tipo conmigo. Me saqué el móvil silenciado del bolsillo y marqué el número de Lian.
—¡Emma! Estaba deseando que me llamaras.
—Creo que alguien ha entrado en mi casa —la interrumpí con voz flaqueante —han dejado una flor sobre mi cama.
—¿Estás segura?
—Eso creo.
—¡Joder pues sal de ahí! —Me apremió Lian con voz alterada —ya sabes lo que pasa en las pelis de miedo, si empiezas a abrir puertas y buscas por la casa estás muerta.
Deparé en que había un papel doblado junto a la flor (que no me había atrevido ni a tocar).
—Hay un papel junto a la flor.
—Podría ser una nota, mira a ver qué dice.
—Estoy en la puerta de mi habitación, no sé si me atrevo a mirar la nota...
—Bueno, pues deja lo de mirar la nota para cuando la poli llegue a tu casa.
—No, voy a acercarme a ver lo qué pone, tal vez sí que es de parte de mis padres.
No estaba muy convencida de ello, pero necesitaba ver qué ponía en ese pequeño papel.
Contuve la respiración y avancé con paso silencioso por el parquet de la habitación. Cogí la flor y la miré con detenimiento, no tenía ni idea de qué tipo de flor era. La volví a dejar sobre la cama y cogí la nota. El papel era perfumado y suave. Lo desplegué y observé el mensaje escrito en ordenador que ocultaba.
Sólo quería oír tu voz otra vez.
Lancé el papel sobre la cama. Estaba asustada, muy asustada.
—¿Qué pone? —reclamaba la voz de Lian desde mi móvil.
—Que solo quería oír mi voz otra vez.
—Joder, esto no puede ser una tontería, alguien ha allanado tu morada para dejar ese papel y esa flor.
—Tienes razón, será mejor que... —me interrumpí de golpe al oír cómo se abría y se cerraba la puerta de la entrada —...alguien ha entrado —susurré con voz entrecortada.
—Ya.
—Me refiero a ahora mismo.
—¿Cómo? ¡Métete debajo de la cama! —ordenó Lian histérica.
No cuestioné la orden de mi amiga, me metí bajo la cama con agilidad respirando con dificultad entre las pelusas y una bolsa llena de viejos peluches de la infancia que llevaba demasiado tiempo bajo mi cama. Si me atacaban con un cuchillo podría usarlos de escudo o tal vez de distracción, aunque no estaba segura de que pudieran marcar una diferencia.
—¿Ves algo?
—No —contesté con un fino hilo de voz.
—En las pelis de terror tienes que ser virgen para que no te maten — puntualizó Lian con muy poco tino.
Me entraron ganas de gritarle, pero en lugar de eso permanecí inmóvil a la espera, atenta a cada ruido que se oía en el interior de la casa. Vi unos pies que se movían por el pasillo, cercanos a la puerta de mi habitación. Levanté un poco la colcha de la cama, para poder ver con detenimiento el rostro del acosador, pero en lugar de eso vi el amigable rostro de mi padre.
Di una vuelta sobre mi misma y salí de debajo de la cama.
—Solo es mi padre, hablamos mañana.
—Vale, mantenme informada de todo.
Corté la llamada y me levanté del suelo, mi padre me observaba con una ceja arqueada, mientras se colocaba bien la montura de las gafas sobre el puente de la nariz.
—¿Qué hacías debajo de la cama?
—Nada —me encogí de hombros bastante cortada por haberme puesto tan nerviosa.
—Te he dicho que no mires películas de miedo cuando tu madre y yo no estamos en casa.
—Sí bueno... entonces no podría verlas nunca.
Mi padre sonrió de forma triste.
—Me voy a acostar —anunció y me plantó un beso en la frente, para terminar desapareciendo tras la puerta de su habitación al final del pasillo.
Suspiré aliviada. Por suerte solo era mi padre aunque eso no borraba el hecho de que alguien se había colado en mi casa.

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Oscura seducción
Romance🖤 Romance. 🖤 Intriga. 🖤 Ambiente de instituto. 🖤 Sucede en Barcelona. 🖤 Tensión sexual. 🖤 Un asesino en serie. 🖤 Una hermana desaparecida. Nora, la hermana de Emma desapareció cinco años atrás. Este acontecimiento cambia su vida para siempre...