EMMA
Mi madre era la única que se encontraba en casa. Estaba sobre el sofá tomando una infusión, revisando distraída alguno de los diseños que hacía para su trabajo.
—¡Emma! —saludó sin levantar la vista de sus papeles.
—Vengo acompañada —advertí atravesando el pasillo seguida de cerca por Ángel.
—Buenas noches —saludó Ángel con una de esas sonrisas de Don Juan que tan bien se le daba hacer aparecer en su rostro.
Mi madre levantó al fin la vista devolviendo la sonrisa a Ángel.
—¿Otra vez tenéis deberes?
—No, Ángel se va a quedar a dormir, si no te parece mal. —Decidí que era mejor no andarse con rodeos.
Mi madre pestañeó rápidamente y me lanzó una mirada que no dejaba duda de su sorpresa.
—Me parece bien, pero...
—¿Pero qué, mamá?
—Será mejor que hablemos un momento a solas —volvió a sonreír a Ángel y se levantó del sofá comenzando a encaminar sus pasos hacia la cocina.
La seguí.
—Emma, hija —inició mi madre en un tono bastante condescendiente —ya sabes que tu padre y yo te damos absoluta libertad, pero no aprobaríamos que practicaras sexo con un chico mientras nos encontramos en casa, en la habitación contigua.
—¿Quieres decir que cuando nos estéis tengo carta blanca?
—¡No!
—Seguramente no te has dado cuenta, pero ya no tengo trece años, voy a cumplir dieciocho en pocos meses y para tu información, ya he practicado sexo —sonreí con satisfacción —gracias por tu preocupación, aunque llegas un poco tarde —añadí con bastante hostilidad —y tranquila, tomo precauciones.
Mi madre se me quedó mirando con los ojos vidriosos.
—Soy consciente de que ya no eres una niña —bajó la vista para ocultar una lágrima rebelde que caía por su mejilla —sé que tal vez hemos estado un tanto ausentes últimamente.
—¿Te refieres a los últimos cinco años? —ataqué a rebosar de dolor.
—Con lo de Nora...
—Nora posiblemente lleve muerta y enterrada cinco años, pero yo he estado aquí y nunca os ha importado nada de lo que he hecho, así que hagámonos un favor y no empieces ahora a preocuparte, soy responsable y sé lo que me hago, puedes estar contenta, no he salido tan mal para la poca atención que he recibido —le sonreí con tristeza e hice el ademán de salir de la cocina.
—Lo siento.
La voz entrecortada de mi madre hizo que me diera la vuelta y la mirara a la cara. Con todas las cosas que estaban pasando en mi vida, la empatía por los sentimientos ajenos había pasado a un segundo plano.
—Tienes toda la razón, sé que no hemos sido los padres del año... no puedes imaginar lo que es perder a una hija de esta forma.
—No, no lo puedo imaginar mamá, pero sé lo que es perder a una hermana, un padre y una madre a la vez.
Mi madre se quedó congelada. Mis palabras debieron parecerle como un puñal directo al corazón. Solo se había centrado en el dolor por la perdida en mi hermana y se había olvidado por completo de que tenía otra hija. Yo la había necesitado mucho.
—Emma...
—No te preocupes, mamá —mi tono se suavizó bastante, ya había hecho sangre, mucha sangre, no obstante solo era una pequeña parte de todo el dolor que llevaba dentro.
Mi madre se apoyó en la encimera y bajó la mirada.
—Ángel se puede quedar a dormir sin problema, he observado cómo te mira, se nota a la legua que le importas y si te has sentido tan carente de cariño como dices, no voy a ser yo la que te prive del cariño de los demás.
—Gracias.
—Sabía que era que sería tu novio desde el día en que vino a traerte los deberes.
—Ni yo misma lo sabía en ese momento.
—Hay cosas que son más fáciles de ver con algo de perspectiva . Sea como sea, me alegro de que hayas tenido a alguien en los momentos en los que te has sentido sola.
Asentí agotada y salí de la cocina.
La charla con mi madre me había dejado hecha polvo.
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Oscura seducción
Roman d'amour🖤 Romance. 🖤 Intriga. 🖤 Ambiente de instituto. 🖤 Sucede en Barcelona. 🖤 Tensión sexual. 🖤 Un asesino en serie. 🖤 Una hermana desaparecida. Nora, la hermana de Emma desapareció cinco años atrás. Este acontecimiento cambia su vida para siempre...