EMMA
Tenía un dolor de cabeza horrible y un aún más horrible sabor a agrio en la boca. Los ojos me pesaban y los notaba pegajosos, la desagradable sensación de no haberme quitado el maquillaje antes de acostarme.
Me incorporé y me estiré con una mueca de dolor. Un intenso olor a tostadas calientes me penetró las fosas nasales con fuerza.
Me levanté y al ponerme en pie me di cuenta de que no me encontraba en mi cuarto. Estaba en una sala estrecha, con un largo escritorio justo delante, las paredes estaban pintadas de blanco y no de azul celeste como en mi habitación.
Cerré los ojos y negué con la cabeza.
Estaba segura de que volvería a abrir los ojos y estaría en la seguridad de mi cuarto. Abrí uno y después el otro, pero todo continuaba siendo igual, la pared blanca, el escritorio, nada había cambiado. Durante un segundo sentí terror, me acordé del tío de La purga, el misterioso encapuchado con el que había estado bailando, pero al instante recordé a Joel estaba bastante segura de que al final había marchado con él y eso hizo que el miedo se escurriera un poco de mi mente.
Me miré la ropa, el vestido negro manchado por todas partes, las medias rojas agujereadas por los dedos de los pies y con grandes carreras hasta los muslos, los zapatos bien puestos en un lugar junto a lo que parecía ser un sofá cama, como mínimo llevaba toda la ropa puesta, eso era bueno.
—¡Buenos días! — Ángel apareció tras el umbral de la puerta cargando una pequeña bandeja de plástico, sobre la cual había un plato con tostadas, un tazón de cereales y una manzana.
—¡Ángel! —exclamé con confusión exacerbada. —¿Qué haces tú...? — Me interrumpí a mitad de pregunta— ¿qué hago yo aquí?
—Es la segunda vez que gritas mi nombre con esta sorpresa en cuestión de pocas horas. — Dejó la bandeja sobre el escritorio y se sentó en una silla cercana. —Supongo que no recuerdas nada.
—No.
—Vaya, por fin consigo que tengamos sexo y resulta que sufres una amnesia temporal.
—¿Cómo? —Grité con los ojos como platos— no me digas que tú y yo...
Ángel estalló en carcajadas.
—Tranquila, mal que me pese, aquí no ha pasado nada, nunca me aprovecharía de una borrachilla indefensa. —Dio una vuelta con la silla y se arrastró con los pies para acercarse a donde me encontraba. — ¿Te piensas quedar ahí plantada o te decides a probar el súper desayuno que te he preparado?
Me acerqué desconcertada hasta la cama y me senté a los pies.
—¿Qué dirá Miranda?
—¿Miranda? —Preguntó Ángel con una mueca de diversión. — Yo no me meto en su vida y ella no se mete en la mía, no veo porqué debería decir nada.
—Es tu chica... supongo que tendrá algo que decir...
—En serio, tienes menos ojo... no es mi chica, ni nada por el estilo— estalló en carcajadas— pero si todo el mundo dice que tenemos la misma nariz... — me observó enarcando una ceja— es mi prima —Cogió el bol de cereales y me lo tendió.
—¡Tu prima! ... bien, tu prima y... — rechacé el bol de cereales con un gesto de la mano— ...¿se puede saber cómo he acabado yo aquí?
—¿Seguro que lo quieres saber? — la cara de Ángel había perdido la diversión de hacía unos segundos.
Asentí un poco preocupada.
—Te encontré a eso de la una de la madrugada, borracha y en brazos de un tío.

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Oscura seducción
Romansa🖤 Romance. 🖤 Intriga. 🖤 Ambiente de instituto. 🖤 Sucede en Barcelona. 🖤 Tensión sexual. 🖤 Un asesino en serie. 🖤 Una hermana desaparecida. Nora, la hermana de Emma desapareció cinco años atrás. Este acontecimiento cambia su vida para siempre...