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LIAN

Los argumentos de Emma eran mucho más razonables que los pensamientos macabros que pasaban por mi cabeza, aún y así no podía quitarme de la mente que algo inquietantemente oscuro estaba pasando a nuestro alrededor.

Suspiré y me encorvé abatida, subí los pies sobre el banco de la parada de autobús y me los abracé con fuerza. Estaba cagada, eso era lo único que sabía a ciencia cierta.

Me debatí entre si debía explicarle lo de los recortes y seguir echando leña al fuego o poner un poco de cordura en esta película que nos estábamos montando.

Ángel no parecía un mal tío.

Emma consideraba a Ángel sospechoso de todo lo que le estaba pasando, pero yo no lo tenía tan claro.

—Casi me cago en las bragas, pensaba que había encontrado una prueba irrefutable de que Ángel es el psicópata que se ha obsesionado contigo —bajé los pies con energía y me lancé sobre Emma para abrazarla. —No quiero que te pase nada malo.

Emma me acarició el cabello con cariño y me abrazó también con fuerza.

—No te preocupes —intentó animarme, aunque sabía que en el fondo debía estar tanto o más cagada que yo.

Una cosa estaba clara, la sombra de Ángel era mucho más alargada de lo que parecía en un primer vistazo.

Oscura seducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora