Oscura seducción

3

ÁNGEL

Tenía una sensación extraña.

No había planeado que nuestro acercamiento fuera así, pero mejor esto que nada. No me había gustado verla tan triste.

Aparqué la moto y me quité el casco aliviado. Hacía un calor de mil demonios y con el casco tan oscuro se me recalentaba la cabeza y se me humedecía el cabello.

Había dedicado un par de horas a vigilar y observar, pero no había percibido nada que me hiciera sospechar que se encontrara por la zona, eso me dejaba más tranquilo. Al menos de momento.

Abrí el portal y subí por las escaleras con un peso diferente en el corazón.

En cierto modo me sentía feliz, al fin había oído su voz, había podido observar sus gestos, su sonrisa y todo lo que había visto me encantaba.

Al entrar en casa me embargó el imponente aroma del perfume de Miranda. Sin duda había llegado antes que yo.

—¿Qué tal ha ido en el insti? —preguntó desde el sillón, en cuanto oyó que avanzaba por el pasillo.

—Bien, sin incidentes.

No tenía ganas de mantener una conversación con ella. Siempre debía ir con pies de plomo acerca de lo que compartía y lo que no.

—Me voy a la ducha —le informé, encaminándome hacia mi habitación para soltar todas las cosas.

Necesitaba centrar la mente y una buena ducha siempre me ayudaba a ello.

Había soñado mil veces con el día en que nos conociéramos al fin y ese día había llegado.

Era una suerte que nos sentaran por orden de lista en clase, era otra cosa con la que no había contado.

Abrí el grifo del agua fría y me metí en la ducha sin pensar. El agua helada me resbalaba por todo el cuerpo y eso me devolvió un poco a la realidad; al principal de mis objetivos y a apartar de la mente ensoñaciones que tal vez solo dificultarían las cosas.

Tenía que centrarme en lo importante, no podía dejarme arrastrar por mis sentimientos.