EMMA
A las seis y media de la mañana, sonaron los primeros acordes de Can't stop feeling, alargué el brazo con dificultad y desconecté la alarma del móvil.
Me incorporé ligeramente y noté un dolor intenso en cada uno de los músculos de mi cuerpo, estaba agotada y tenía la sensación de que una apisonadora había hecho un viaje de ida y vuelta sobre mi espalda. Noté el cuello entumecido y al ponerme la mano encima para masajearlo, pude percibir claramente que estaba ardiendo.
Cogí el móvil. Tras las casi cincuenta llamadas perdidas que había recibido de Lian el día anterior, le envié un whatsapp para que supiera que no iba a ir a clase, con esta fiebre de lo único que tenía ganas era de meterme en la cama y no salir hasta que estuviera recuperada.
Me levanté muy a mi pesar para darme una ducha rápida, con el propósito de desprenderse del sudor de toda la noche, olía asquerosamente, necesitaba quitarme el pestazo y de paso intentar bajar unos grados la fiebre que me tenía atontada.
Me puse un pijama limpio y con un zumo de piña bajo un brazo y el termómetro bajo el otro, volví a la cama, tenía la intención de dormir hasta recuperarme y si de paso al levantarme otra vez me daba cuenta de que la pesadilla de Aarón había terminado, mejor que mejor. ¿Quién sabe? Los milagros tan vez existan.
Me quedé dormida con facilidad hasta que el telefonillo del timbre de la portería me sacó de nuevo de mi descanso. Debería haberlo dejado descolgado, estaba segura de que se trataba del correo comercial y me iban a estar dando la lata toda la mañana. Metí la cabeza bajo la almohada con la intención de volver a dormir, en el mismo instante en que volvieron a llamar, esta vez era el timbre de la puerta.
Me levanté enfadada con una sensación de frío que me recorría de la cabeza a la planta de los pies.
Ni siquiera miré por la mirilla, abrí la puerta de golpe con toda la rabia que podía albergar un cuerpo humano, enfermo y dolorido.
—Qué mala cara tienes... —observó Ángel desde el otro lado de la puerta, no esperó a que lo invitara, entró y me dejó sin comprender qué narices hacía en mi casa a esta hora de la mañana.
—¿Se puede saber qué haces aquí? — Pregunté reponiéndome de la sorpresa, tras proferir tal sonoro portazo, que pareció que la puerta se saldría de sus goznes.
—¿Ya no recuerdas que habíamos quedado?
—Sí, pero solo para ir al instituto y resulta que estoy enferma...
—No me extraña— sentenció Ángel, mientras se sentaba en el sofá del comedor—te he traído donuts— señaló una caja que había dejado sobre la mesita de centro.
—Ángel, en serio, estoy a más de treinta y ocho de fiebre y de lo único que tengo ganas es de meterme en la cama y despertarme mañana.
—Vale, me parece buen plan— se levantó con una sonrisa y me puso la mano en la frente—la verdad es que estás muy caliente, ¿aunque quién no lo estaría al tenerme tan cerca? —bromeó, mientras me agarraba por los brazos y me empujaba hacia mi cuarto — venga va, métete en la cama y descansa, yo no te voy a molestar más.
Me dejé arropar con la sensación de estar volviendo a la infancia. Ángel enganchó bien la ropa de la cama y me dejó un vaso de agua y la caja de donuts en la mesilla de noche.
—Descansa. — Me posó un beso en la frente.
—¿Y tú?
—No te preocupes por mí, yo solo velaré porque duermas bien, no pienso marcharme a clase y dejarte ardiendo y medio delirante para que cualquier psicópata en serie te estrangule mientras duermes.
Quise decir algo, pero los párpados se me habían hecho tan pesados que me dormí sin darme ni cuenta.
*******
Me encontraba bien, de nuevo estaba en una fiesta, pero esta vez no había máscaras de por medio. Sonaba de fondo Still loving you y sentí unas ganas desesperadas de bailarla con Ángel, lo busqué entre la gente, pero no lo vi.
Alguien se acercó por detrás y me puso una mano sobre los hombros. Me giré con una sonrisa en el rostro, sabía a quien encontraría.
Ángel estaba ahí, parado, con el pelo blanco despeinado sobre la frente y sus profundos ojos negros concentrados en contemplarme, me agarró por la cintura y comenzamos a bailar. Mi temperatura había subido notablemente, tener a Ángel tan cerca me desconcertaba, experimentaba tantos deseos encontrados, quería besarlo, lo deseaba, pero también quería alejarme y correr, no entendía por qué se tomaba todas estas molestias por mí, al fin y al cabo, yo no era Nora y él mismo confesó haberla amado primero a ella.
Moví la cabeza negativamente alguien cantaba: << I will be there, I will be there>> y yo le creí, sabía que lo que decía era cierto. Apreté mi cara contra el pecho de Ángel, dispuesta a dejarme llevar, dispuesta a ir con él a cualquier lugar.
—Confío en ti— le susurré al oído.
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Oscura seducción
Romance🖤 Romance. 🖤 Intriga. 🖤 Ambiente de instituto. 🖤 Sucede en Barcelona. 🖤 Tensión sexual. 🖤 Un asesino en serie. 🖤 Una hermana desaparecida. Nora, la hermana de Emma desapareció cinco años atrás. Este acontecimiento cambia su vida para siempre...