EMMA
El interior del piso de Ángel estaba oscuro como la boca de un lobo y no es que hiciera mucho menos frío que en el exterior, aunque como mínimo no había que soportar el aire helado que soplaba sin clemencia haciendo que la sensación térmica se multiplicara considerablemente.
Ángel encendió la luz del pasillo y avanzó hacia el comedor. Lo vi caminar por delante y no pude quitar los ojos de él.
Me gustaba su espalda ancha y fuerte, me imaginé qué se debía sentir al pasar los dedos por ella o al sentir el peso de Ángel sobre mí. Un intenso sofoco ascendió hacia mis mejillas y las tiñó del acostumbrado color rojo que las pintaba cada vez que pensaba en él. Por suerte mi horrible maquillaje me salvaba de que mis mejillas me delataran.
—Si quieres puedes lavarte la cara, luego te curaré esa mano —soltó Ángel con una de sus sonrisas irresistibles.
Era como si me hubiera leído la mente, vaya corte.
—Mientras tanto buscaré una sudadera y un pantalón de chándal de Miranda.
—Preferiría ponerme algo tuyo.
Ángel me miró con una sonrisa pícara, ambos sabíamos en lo que estaba pensando, simplemente asintió sin decir nada.
El contacto del agua tibia sobre mi cara, fue la segunda mejor sensación de la noche, después del puñetazo de Joel.
Me desprendí de la capa blanca de maquillaje y del negro que cubría mis ojos, me sentí como nueva.
Me quité el disfraz y me enfundé una sudadera de AC/DC y un pantalón de chándal gris marengo que me quedaba larguísimo y algo ancho, apreté bien la cuerda de la cinturilla para no perder el pantalón por el camino. Ya me estaba bien por pedir ropa de Ángel en lugar de conformarme con la de Miranda.
Caminé descalza por el pasillo y me senté en uno de los sillones del comedor.
La puerta del cuarto de Ángel estaba entreabierta y desde donde me encontraba, pude vislumbrar como se quitaba la camisa del disfraz para ponerse una camiseta blanca de algodón. Ver el torso desnudo de Ángel, me excitó y me llenó de inmediatez. Quería pasar la noche con él, quería hacer todo lo que surgiera y nos llenara a ambos. Le deseaba tanto que incluso me resultaba un poco vergonzoso, aunque sabía que no había nada de malo en ello.
—Me quito el maquillaje y la gomina y estoy contigo en un momento. Si tienes hambre o sed, no dudes en coger lo que quieras, estás en tu casa —se encaminó hacia el baño con sus pasos grandes y seguros.
Aproveché para enviarle un mensaje a mi madre comunicándole que pasaría la noche en casa de Ángel. Después de nuestra charla un tanto violenta y de haber dejado las cosas claras, sentía que debía implicarla de nuevo en mi vida.
Consulté las llamadas y para mi sorpresa no tenía ninguna de Lian. Le envié un whatsapp para pedirle que cuando mirara el móvil me dijera algo, así me quedaría más tranquila, aunque teniendo en cuenta que la mente de Lian era mucho más calenturienta que la mia... tal vez ella ya estuviera enfrascada en otras cosas.
Me levanté del sillón y comencé a dar vueltas por el comedor, quería observar las cosas de Ángel. No había ni un solo cuadro y echaba de menos ver alguna foto o recuerdo de infancia. Sobre el mueble del recibidor había observado una foto de Miranda bajo la Torre Eiffel, pero nada sobre Ángel.
En ese momento salió del baño silbando mientras se pasaba una toalla por la cabellera humedecida. Joder, era sexi de verdad, tenía muchísimas ganas de él.

ESTÁS LEYENDO
Oscura seducción
Roman d'amour🖤 Romance. 🖤 Intriga. 🖤 Ambiente de instituto. 🖤 Sucede en Barcelona. 🖤 Tensión sexual. 🖤 Un asesino en serie. 🖤 Una hermana desaparecida. Nora, la hermana de Emma desapareció cinco años atrás. Este acontecimiento cambia su vida para siempre...