Moscú, RUSIA - Diciembre 2041 (Traducción del ruso)

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—¡El apocalipsis está cerca! —exclamó el presidente ucraniano, aterrorizado. Fiodor Boriso puso los ojos en blanco y se llevó las manos a las orejas disimuladamente. Los gritos de ese hombre ya lo estaban aturdiendo. Sin embargo, debía admitir que comenzaba a estar de acuerdo.

—En eso tiene razón... creo —dijo el primer ministro japonés, que tenía los ojos demasiado achinados y parecía a punto de caer dormido.

—¡El apocalipsis da más muertes! —exclamó Ho Shungi. El presidente ruso lo observó con el ceño fruncido mientras el chino mezclaba agua con un polvillo blanco en un vaso—. Así que, en síntesis, la guerra es buena, al menos para China. Por mí, que se maten todos entre sí.

—Sí, pero una guerra trae muchas más consecuencias que la simple muerte —dijo el presidente coreano, que siempre parecía ser el más cuerdo de todos. Al igual que su par chino y ucraniano, en aquellas reuniones virtuales hablaba en ruso, un idioma que casi todo Oriente dominaba—. La guerra también trae destrucción. ¡Y ni hablar de una tercera guerra mundial! Señores, nos hemos puesto en contra a potencias económicas y militares.

—¡No tan poderosas como China! —exclamó Ho Shungi antes de llevarse su vaso a la boca.

—Sí, lo que sea...

—¡El apocalipsis está cerca! —repitió Voldomir Prisinsky, intentando mantener la calma—. Señores, hoy día las armas nucleares son moneda corriente. Si no detenemos esto a tiempo... ¿Acaso ustedes quieren morir? Porque ese no es mi deseo. Y tampoco le deseo eso a mi pueblo.

—No, pienso como usted, yo tampoco quiero morir, ni que todo termine... —convino el presidente ruso. El presidente coreano asentía con la cabeza—. Y también creo que ya hemos reducido bastante la población. Además, los organismos tarde o temprano crean anticuerpos, defensas, y... Con el tiempo no lograremos reducir la superpoblación más de lo que ya hemos hecho.

—Pues... China sigue estando muy superpoblada, pero.... Comprendo —dijo Ho Shungi.

—Ahora bien —continuó Fiodor Boriso—, Estados Unidos, Europa, Canadá, etc. nos iniciarán numerosos juicios. Y nuestra reputación, por supuesto, se destruirá. La confianza que tienen nuestros pueblos en nosotros...

—Esa "confianza" me tiene sin cuidado —dijo el presidente chino—. Respecto a los juicios, Occidente le inició una serie de juicios a China hace veinte años, cuando tuvo lugar la pandemia del COVID, y ya ve que lo sorteamos bastante bien. Los juicios son sólo una "jugada" que hacen esos imbéciles para que sus ciudadanos piensen que tienen buenos gobernantes y yo qué sé. Pero no cambian nada en realidad.

—Y si nos hacen juicios, supongo que es algo que no íbamos a poder evitar —dijo el presidente ucraniano—. Pero no interesa ahora. Lo que importa es detener todo esto cuanto antes. No podemos dejar que estalle una tercera guerra mundial. ¡Sería terrible para toda la humanidad!

—Mmm... Sí, supongo que deberemos hacer una tregua —dijo el presidente ruso, pensativo. El coreano asintió y el japonés pareció recién despertarse.

—Como sea —masculló Ho Shungi. 

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