—Adelante —dijo el presidente argentino cuando alguien golpeó la puerta de su despacho. El malhumor se dejaba ver en su voz. Las tropas brasileñas, ya en territorio argentino, estaban destruyendo por primera vez la capital de una provincia argentina—. Presidente, me han informado que tiene usted una visita internacional —dijo el ministro de Relaciones Exteriores, que utilizaba un barbijo blanco.
Gabriel Martini se incorporó en su asiento.
—¿Quién?
—El papa Venusplácido I.
—¿Se encuentra aquí? —interrogó Martini con cierto asombro.
—No. Está en Ezeiza. No lo han dejado pasar a pesar de que dijo que era el papa. Y cuanto antes me lo comunicaron a mí para que yo se lo comunique a él —contestó el ministro.
—Esto es un despropósito. No puede caer así sin avisar. Díganle que el presidente está ocupado y que no lo piensa recibir. Que ni se moleste en moverse de Ezeiza, que se vuelva a Roma.
El ministro abrió apenas la boca.
—¿Está usted seguro?
—Sí, por supuesto. Esa es mi última palabra.
El ministro dudó, asintió, y a continuación salió del despacho. Pidió disculpas al chocarse con el ministro Messina, que entró en la habitación.
—Permiso, Gabriel —dijo. Su interlocutor lo miró con cierto cansancio, pero asintió.
—Adelante...
—Gabriel... —el ministro de Defensa cerró la puerta detrás de él—. Tenemos que parar esto de una vez. Los brasileros están haciendo mierda Posadas. Y de ahí van a seguir a Formosa, a Corrientes... Y van a ir bajando hasta Buenos Aires.
—Sí, bueno, eso era esperable. Pero nosotros vamos a llegar a San Pablo, a Río de Janeiro...
—Gabriel —interrumpió Messina—. Yo estoy totalmente de acuerdo con vos. No podemos permitir que otro país produzca nuestra vacuna. Es inadmisible. Pero sigo pensando que un enfrentamiento bélico es un extremo al que no teníamos que llegar.
—Yo hablé más de una vez con Joacunda —dijo el presidente argentino con hartazgo, como si hubiera repetido aquello una y otra vez—. O más bien, intenté hablar. En vano. Así que esta es la única alternativa. Sos ministro de Guerra, ¿no se supone que es esto lo más interesante que puede pasar durante tu gestión?
Messina sonrió levemente.
—La verdad, nunca pensé que habría una guerra durante mi gestión. ¡Nunca pensé que llegaría a ser ministro de Defensa, por empezar! —admitió—. Pero es una gran responsabilidad. Y a pesar de todo, las fuerzas armadas brasileñas siguen siendo más numerosas que las nuestras, como su población...
—Pero vos mismo me dijiste que eso no tiene nada que ver, que ganar una guerra no pasa por ahí sino que es una cuestión de estrategia —replicó Martini.
—Sí, por supuesto, pero...
—Pero nada. Marcos, por favor, dejalo así... Nosotros somos los buenos de la historia, así que nosotros vamos a ganar la guerra...
El ministro tragó saliva.
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2041
Science FictionA fines de 2040, una nueva variante de un virus ya existente comienza a expandirse por todo el mundo, desde Rusia. Las agencias de investigación de las potencias de Occidente buscan desentrañar la verdad y aplicar represalias. Mientras tanto, una ab...