Ciudad del Vaticano - Diciembre 2041 (Traducción del italiano)

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El papa Venusplácido I estaba más feliz que nunca. No despegaba la vista de la pantalla gigante. Cada canal que sintonizaba anunciaba que las grandes potencias estaban retrocediendo en la escalada militar. Al parecer, los principales representantes de Occidente —Estados Unidos e Inglaterra— habían firmado una tregua con los principales representantes de Oriente —Rusia y China—, lo cual era una excelente noticia, al menos para el papa. ¡La paz volvería a reinar en el mundo!

Pero su entusiasmo y alegría decayeron notablemente al recibir la otra noticia. La delegación sudamericana del servicio de inteligencia del Vaticano, el cual era tan avanzado y sofisticado como la inclusión católica, acababa de enviarle un informe al papa sobre recientes descubrimientos que habían logrado en relación al caso Argentina-Brasil. Al parecer, la tregua que habían firmado ambos Estados era una farsa, o al menos desde el lado brasileño, porque el presidente Paulo Joacunda estaba movilizando nuevamente sus fuerzas armadas hacia el sur, y su poderosa Marina se dirigía nuevamente hacia la capital argentina. Además, al parecer Joacunda planeaba ni más ni menos que bombardear la ciudad. El corazón del papa comenzó a latir con fuerza de nuevo, y su pulso volvió a acelerarse.

—¡No puede ser! —exclamó para sí. No sabía si el presidente argentino ya estaba al tanto de lo que estaba ocurriendo, pero suponía que sí, y suponía, por lo tanto, que volvería a estallar la guerra, una segunda parte de la, aparentemente, guerra sudamericana más cruel y sanguinaria—. Ahora que la tercera guerra mundial, que estuvo a punto de estallar, se echó atrás, ¡continuará la guerra en América del Sur! ¡No puedo dejar que esto suceda! ¡Nadie merece morir en un bombardeo! ¡Esta guerra es totalmente absurda! ¡No puedo dejar que esto suceda!

De inmediato intentó contactarse con el presidente brasilero, y luego con el argentino, pero ninguno de los dos contestó a sus videollamadas.

—¡Santo Dios! ¡Ayúdame! ¡Ayúdanos! ¡Ayuda a la humanidad! ¡Por favor! 

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