13. La fiera ha despertado

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Jack Frost

―No me voy a ir, así que no te molestes en quedarte ―me dijo Night.

Eran las primeras palabras que pronunciaba desde que me había sentado a su lado ayer temprano por la mañana.

Los demás guardianes también han estado viniendo por Rynoa. Hicimos turnos para cuidarla, aunque en todo este tiempo Night no se ha movido de su lado. Creo que no ha dormido nada, supongo que en cualquier momento el cansancio le va a vencer. Somos espíritus, pero aun así tenemos que dormir, tenemos que reponer fuerzas.

Conejo estuvo aquí antes que yo. Él me dijo que Night no iba a dormir por nada del mundo, así que, si podía, debía golpearle la cabeza para dejarlo inconsciente. Si se tratara de León, lo habría hecho hace mucho, pero no tengo nada en contra de Night.

El único que no se ha quedado mucho tiempo cuidando a Rynoa ha sido Norte, pues, faltan dos meses  para Navidad y él ya está casi, casi volviéndose loco por que su gran fecha se aproxima y tiene bastante trabajo.

A León le toca cuidar a Rynoa después que a mí, así que aún no se ha aparecido. Es decir, sí ha venido, pero no se ha quedado mucho tiempo. Tooth y Sandy tienen trabajos más pesados que el de los demás, a toda hora hay niños que ponen sus dientes bajo sus almohadas, así que Tooth está en su palacio con sus hadas.

Sandy también está fuera, igual que Tooth. Peter, en cambio, no se había movido del lado de Rynoa, así como Night. Ahora mismo se tuvo que regresar al lugar extraño de donde viene. Dijo algo sobre una campana que se iba a volver loca si no volvía. No creo que haya tenido sentido lo que dijo él, pero la verdad es que no me importaba.

Así que, solo quedo yo... ah, y Night.

―Deberías ir a descansar, aunque seamos espíritus, igual tenemos que dormir ―le respondí.

―Ry aún no despierta, no me moveré de aquí.

― ¿Sabes? Es raro oírte hablar ―le dije y él me fulminó con la mirada―. No lo tomes a mal, solo que ya me había acostumbrado a que no dijeras nada.

Desvió la mirada y no volvió a dirigirme la palabra. Creo que el carácter de la loca de Rynoa se le debe de haber pegado. Pasar mucho tiempo con ella no debe ser sano. O, claro, también podría ser que él no ha dormido en cinco días.

―Está caliente ―dijo Night dos horas después. Él se había puesto al lado de Rynoa y tenía su mano sobre su frente.

Podía notar gotas de sudor sobre el rostro de ella. Además, su respiración se había vuelto un poco más agitada.

―Debe tener fiebre ―le dije―. Si quieres, puedo usar mis poderes para que le baje la fiebre,

Night volvió a fulminarme con la mirada. Alcé las manos en señal de rendición, para que se calme, pero aun así volví a hablar.

―Mira, ahora mismo soy el único que puede bajarle la fiebre. Lo haré aunque no quieras.

Me acerqué a la loca de Rynoa y coloqué mi mano sobre su frente. Hice que su temperatura corporal se nivelara a una saludable. A una normal, o a lo que creo que es una temperatura normal, yo aún sigo siendo muy frio para los demás.

―Fuego ―susurró ella y de su mano derecha se desprendió una chispa, la cual prendió una corona navideña que estaba en la pared al lado de la cama. Night se apresuró en apagar el fuego. Imagínense cómo se pondría Norte si el taller se incendiara... antes hubiera pensado en una broma graciosa, pero ahora no.

Pensar en fuego es pensar en la agonía de Bianca.

―Está delirando ―dijo Night―, cada vez que se enferma, lanza llamaradas ―tenía una expresión triste.

No soporto a Jack Frost | MRCJF #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora