No soporto a Jack Frost | MRCJF #2

62. Me volví un idiota

Jack Frost

Tomé a Rynoa en brazos.

El cuerpo de Hakutón desapareció tan pronto como el rayo de luz de Manny se desvaneció.

Rynoa respiraba con normalidad, pero estaba inconsciente. No veía que tuviera alguna herida, no una nueva al menos. Pero me preocupaba que no despertara. No podía perderla otra vez. ¿Por qué siempre busca sacrificarse?

—Ella está bien, Jack —Manny estaba a nuestro lado, me miraba con aprecio—. Mis poderes no le harían daño mientras que su corazón fuera puro. Ella lo sabía —soltó una risa que me desconcertó—. Claro, al principio pensó que moriría, porque juraba que ella no era un ser puro.

—Ella es el ser más puro de la tierra —rebatí.

Manny asintió. —Trata de decírselo a Rynoa.

—¿Va a despertar?

—El rayo que lancé no la mató, pero sí tuvo efecto... la dejó inconsciente. Probablemente porque aún tiene inseguridades sobre sí misma. El color de su cabello y el cambio de sus ojos es muestra de ello. Pero estará bien, despertará cuando recobre sus fuerzas.

Todos los espíritus se habían acercado a nosotros. Me di cuenta, entonces, que habíamos perdido a varios; en especial a los monstruos que Jack Skellington había traído. Jeremy seguía con los ojos rojos, al igual que Willow, ambos habían perdido a alguien importante hoy. Lo entiendo. Estaría igual o peor que ellos si algo le hubiese sucedido a Rynoa.

—Vayamos al taller, tenemos que dejarla descansar —a pesar de sonar como sugerencia, fue una orden dictada por Norte. Él también estaba herido, pero no lo dejaba notar. Sacó una esfera de su pantalón y la lanzó luego de indicar el destino al que nos dirigíamos. Uno a uno entramos al portal que apareció frente a nosotros.

El taller estaba inusualmente tranquilo.

—Llegaron —Landon estaba sentado en el medio del Salón del Globo, aún con el gran libro en sus manos—. ¿Qué le pasó a Ry? —tan pronto la vio inconsciente en mis brazos, dejó el libro y se aproximó a nosotros—. ¿Qué le hicieron? —frunció el ceño mientras me mirada acusadoramente.

—Rynoa está bien —le aseguró Manny, mientras colocaba una mano sobre el hombro de Landon como si lo estuviera confortando—. No tienes nada de qué preocuparte.

Landon asintió. —Gracias, señor Manny.

Esta vez fui yo quien frunció el ceño. Ambos hablaban con total naturalidad, como si esta no fuese la primera vez que se ven. Sin embargo, antes de que yo pudiera cuestionarlos, Conejo habló.

—¿Cómo lo conoces?

—Landon y Rynoa me liberaron del cautiverio donde me había metido Hakutón —explicó Manny—. Puede que no hubiéramos tenido una ventaja ante Hakutón de no ser por él.

Landon asentía mientras Manny hablaba, contento de haber ayudado. A mí no me cuadraba mucho el cómo había ayudado exactamente, pero no necesitaba saberlo ahora. Primero debía dejar a Rynoa descansar. Así que, me alejé de todos y me dirigí a su habitación.

La dejé sobre su cama. Se le veía tan tranquila, temía que, al despertar, volviera a guardar su dolor. Quiero que las cosas sean como antes, como hace cuarenta años. Pero sé que es difícil. Ninguno de los dos es la misma persona.

Ella murió y retornó como un espíritu.

Yo me volví un idiota.

Acomodé un mechón de cabello que estaba sobre su mejilla. El contacto hizo que ella sonriera. La misma sonrisa que siempre he adorado. No puedo creer que haya sido tan idiota como para no notar que ella siempre fue mí Bianca.