50. Mi único error fue confiar en ti

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Rynoa

Estaba echada boca arriba en la pajarera que se había vuelto mi pequeña prisión. Esta se movía rítmicamente, siguiendo el movimiento que hacía con mis manos controlando el viento que había a nuestro alrededor. Podía escuchar los pasos aproximarse hacia este lugar, pero no le di mucha importancia y seguí con lo mío.

―Nos preguntábamos si te habías ido o no ―esa era la voz de Félix.

Dejé de mecer la pajarera y giré sobre mi estómago para encararlos. Ambos estaban apoyados en cada marco de la puerta y tenían, ambos, los brazos cruzados. Me observaban con diversión, yo, en cambio, estaba aburrida de ellos. Sí, dos segundos con esos dos aquí y ya me había aburrido.

―No aún ―respondí―. ¿Ya hablaron con Hakutón?

Esta vez Pitch fue el que habló. ―Hemos decidido cuál será tu prueba.

Asentí. ―Bien, mientras más rápido terminemos con esto, mejor. ¿Ustedes me van a comentar sobre la prueba o debo ir directamente con "El Innombrable"? ―dije su nombre con burla y haciendo comillas con mis dedos. Ninguno de sus secuaces pareció contento por ello.

―Debes respetar al señor Hakutón, tienes suerte de estar con vida ―gruñó Félix.

―Su señor Hakutón fue a buscarme, estoy aquí porque ambos tenemos un objetivo en común. Los guardianes. He llegado aquí y aún no hacemos nada, quiero acabar con esto lo antes posible. Así que, o me dicen ustedes qué debo hacer, o lo busco personalmente.

―Ven con nosotros ―anunció Félix, se acercó a mi jaula y abrió la puerta que tenía. Salí fácilmente, teniendo cuidado de no chocar con ellos. Podía estar de su mismo bando, pero no me iba a mezclar más de lo necesario con la escoria.

Los tres caminamos juntos, yo en el medio, pasamos por varios pasillos muy oscuros. Todas las paredes eran negras y los suelos eran de madera, la cual chirreaba cuando pasábamos por ella. Antes, cuando me llevaron a la pajarera por primera vez, vendaron mis ojos, en esta ocasión no lo hicieron.

No nos tomó mucho tiempo llegar al salón del trono, donde estaba Hakutón sentado como si fuera el rey del universo. Patético.

―Mis secuaces te habrán comentado que ya tenemos una misión para ti ―estaba a punto de responder sarcásticamente, pero él continuó hablando, lo que significaba que no esperaba que yo dijera algo. Habría fruncido el ceño, pero tenía mucha curiosidad por saber qué es lo que quería que hiciera, así que mantuve la boca cerrada―. Seré bueno y te advertiré que todos tus movimientos y expresiones están siendo estudiadas en estos momentos, así que, luego de que te diga qué debes hacer, sabré si mentirás o no sobre tu respuesta.

Una capa de neblina cubrió el lugar, era lo suficientemente alta como para que no pudiera ver a Hakutón. Malditos Pitch y su niebla.

― ¿Has puesto esta neblina para leer mis pensamientos? ―pregunté, aunque me arrepentí de hacerlo, porque la respuesta era más que obvia.

―Pitch y Airtok, estén atentos a ella ―la voz de Hakutón hacía eco por todo el lugar.

Bueno, esto es espeluznante.

―Gracias ―había un tono de burla en la voz de Pitch. Casi olvido que en esta neblina podía oírme.

En especial tu cara.

―Señor Hakutón, podemos empezar ―informó Pitch colocándose detrás de mí, no tenía que verlo para saber que se había movido a esa posición.

―Como ya sabes, mi enemigo mortal es Tsar ―asentí, eso era más que obvio―. Los guardianes son fuertes, Tsar también lo es, pero no tanto como yo. Si Tsar desaparece, los guardianes se debilitarán.

No soporto a Jack Frost | MRCJF #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora