57. Landon, el humano

8.6K 1K 1.3K
                                    

El día de la batalla
Taller de Norte

Rynoa

Me sentía morir.

Night no había clavado su cayado, no en verdad, lo volvió luz antes de que se impacte conmigo y este no me hizo daño. Pero la maldita de Daenerys sí me dio con sus estúpidas flechas. En serio, ¿qué le pasa? Una está tranquila, fingiendo luchar y vienen y te atacan. Los espíritus deberían tener más compasión por uno.

El Taller de Norte estaba en silencio. Me tomó demasiado tiempo llegar al Polo Norte; lamentablemente no podía entrar tranquilamente a la guarida de Hakutón si no tenía una esfera. Él tiene un campo que protege el lugar y, mientras estemos en medio de la batalla, no sería capaz de ingresar.

Solo tengo un problema. No encuentro las malditas esferas por ningún lugar. No están en el cuarto de Norte. ¿Por qué es tan desordenado ese viejo barrigón?

—¿Ry? —llamó Landon. Estaba de pie al lado de la puerta, observándome con un gran libro en manos—. Estás sangrando.

Miré mi cuerpo. Sí, estaba sangrando, pero tampoco estaba como Carrie. Daenerys había clavado una flecha en mi estómago, por suerte, la correa que uso había evitado que la flecha ingresara demasiado. Me dolía, pero no era algo insoportable. La he pasado mucho peor.

—No jodas, Sherlock, ¿de verdad? —respondí con mi habitual sarcasmo.

Landon, como siempre, pasó por alto mi respuesta. —¿Qué estás buscando?

Posé ambas manos sobre mis caderas. —Las esferas de Norte, ¿las has visto? —No perdía nada al contarle a Landon lo que necesitaba. Él ni siquiera parecía asustado de verme.

Asintió. —Sí, claro, ahora las tiene en su oficina.

—Perfecto, gracias.

Pasé por su lado al salir del cuarto y me encaminé a la oficina de Norte. Podía oír a Landon venir tras de mí. Pero no le di importancia. Perder el tiempo entreteniendo a Landon no era algo que planeaba hacer.

—Ry, ¿qué haces aquí? Pensé que estaban luchando. —Landon caminaba apresuradamente a mi lado, tratando de mantener mi ritmo.

—Morí.

Me miró con una expresión de susto. —¿Eres un fantasma?

Rodé los ojos. —Somos espíritus, Landon. Somos algo así como fantasmas. Pero mejor.

—Nunca lo vi de esa manera.

Llegamos a la oficina de Norte y me puse a buscar las esferas. Si el cuarto del barrigón estaba desordenado, su oficina era peor. Había juguetes por todos lados y también algo que parecía ser una Matrioshka de él mismo. Pero no encontraba ninguna esfera.

Perfecto.

—Entonces... —empezó a decir Landon—, has venido por las esferas, ¿porque...?

Voté muchas cosas del escritorio de Norte, esperando encontrar al menos un par de esferas, pero nada. —Porque las necesito. ¿Dónde, mierda, están? —renegué al no hallar ninguna.

—No te diré hasta que me expliques qué está pasando.

Mi completa atención fue a parar sobre Landon. Fruncí el ceño, no es como si él pudiera saberlo, ya que seguía utilizando mis lentes. Landon abrazaba el libro, mientras me miraba con el mentón en alto.

—No tengo tiempo para esto —gruñí—. Necesito las esferas, ahora.

Saqué mi espada de su funda y lo amenacé con ella.

No soporto a Jack Frost | MRCJF #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora