- ¡Cuidado! -grito.
Lobezno se da la vuelta justo a tiempo y se aparta de allí rápidamente. De repente veo que tensa los músculos de los brazos y que, poco a poco, aparecen una especie de garras de sus nudillos, metálicas y brillantes como la plata.
Nadie más parece darse cuenta de ello.
El hombre calvo sigue con su navaja en la mano y vuelve a arremeter torpemente contra Lobezno. Se nota que lleva unas copas de más, porque tambalea su cuerpo y le faltan fuerzas para sostener el cuchillo, aunque aún así lo hace con seguridad.
La mirada de Lobezno se vuelve oscura y vuelvo a ver en él los ojos de lobo que vi en el cuadrilátero. Sube su brazo con la intención de herir a su atacante con sus garras, pero en ese momento yo me quito un guante y coloco mi mano desnuda en el cuello del hombre calvo. No tarda ni dos segundos en desplomarse en el suelo.
Lobezno me mira con los ojos abiertos. Esconde rápidamente sus garras: así como las ha sacado, desaparecen en su piel. El dueño del bar se acerca a nosotros: "A la puta calle" es lo único que articula antes de sacar una escopeta y apuntarnos. Lobezno no vacila y sale por la puerta principal. Yo vuelvo la mirada al suelo y veo al calvo inconsciente y a su acompañante sobre él, intentando reanimarle.
- Su compañero habrá bebido demasiado hoy. Será mejor que lo deje descansar -digo a éste antes de irme.
Creo que tal vez así la gente lo entienda todo como una simple pelea entre borrachos y no como un ataque de mutantes contra un pobre ciudadano indefenso. Sí, ese sería un titular apropiado para los periódicos. Asquerosa sociedad hipócrita...
Salgo a la calle y busco con la mirada a Lobezno. Solo veo su silueta alejarse hacia lo que parece ser un párking. Una idea se me cruza por la mente como un destello y pienso... ¿Por qué no? Me dirijo todo lo sigilosamente que puedo hacia el aparcamiento, unos veinte metros detrás de él. Lo veo subirse a una furgoneta vieja y quedarse sentado en el asiento del piloto, quieto, mirando al frente. Con una lentitud increíble, saca otro puro, lo enciende, y empieza a darle caladas. Una tras otra.
Me fijo en que la furgoneta está atada a un remolque también muy viejo, lleno de bolsas, cajas, leña y demás trastos. "No podría ser mejor", pienso.
Mi idea principal era que me llevara con él, pero viendo cómo es su carácter, probablemente no me hubiera dejado ni preguntarle... Pero ahora que veo el remolque, me parece bastante factible la idea de subirme a él sin que Lobezno se dé cuenta y que me lleve con él a donde vaya.
¿Que porqué hago esto? No lo sé ni yo. Solo sé que llevo años vagando sola por el mundo y subsistiendo como puedo, he tenido que hacer cosas de las que no me siento orgullosa, y ahora, de repente, me cruzo con otro mutante nómada y solitario como yo. Tal vez sea una señal, tal vez sea coincidencia o tal vez me esté equivocando con esto, pero ahora mismo tengo claro que mi lugar está con él.
Subo al remolque, me acurruco entre bolsas de ropa vieja y me escondo entre trozos de madera. Cierro los ojos y al cabo de unos minutos siento el suelo temblar y nos ponemos en marcha.
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X-Men: Mi inmortal
FanfictionFanfic romántico y de aventuras entre Lobezno (Logan) y Pícara (Marie). Basado en la saga X-Men de Marvel. · La joven Marie, harta de herir a la gente al entrar en contacto con su piel por culpa de su reciente mutación, huye hasta Loghlein City: u...