Yo no quería

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Siento cómo se me pega la camiseta a mi cuerpo, mojada por un rojo líquido espeso. Algo gotea en mi. Es sangre. Se me empieza a nublar la vista. No soy consciente de lo que pasa a mi alrededor.

- No... ¡No! ¡¡Marie!!

Oigo gritos a mi alrededor pero no sé de donde vienen. No sé ni donde estoy. Miro de nuevo mi pecho. ¿Qué ha pasado? ¿Logan?

- Marie... ¡No! Yo... Perdona, lo siento... Yo solo... ¡Joder! ¡Ayuda!

Diferencio su silueta delante de mi, moviéndose histéricamente. Ya no siento sus garras en mi pecho; ahora hay un vacío. Me cuesta respirar, siento que mis pulmones se llenan de sangre. Miro a Logan sin ser capaz de cambiar mi expresión. Lo miro. Siento dolor pero no sé de dónde procede. Me siento mal, voy a vomitar. No tengo fuerzas. No sé si estoy de pie o en el suelo, solo sé que estoy cansada, muy cansada. Quiero cerrar los ojos... Pero siento que no los volveré a abrir.

Logan... Maldición. No quiero morir. Mis latidos se hacen cada vez más sutiles. Soy demasiado joven. A penas siento mi aliento.

- ¡Ayuda, joder! Marie, no me hagas esto... Por favor... Quédate conmigo, ahora vendrá alguien a ayudarte. Marie te lo suplico... Perdóname, yo... Joder, ¡ayuda!

Oigo sus lamentos en la lejanía, grita desesperadamente suplicando auxilio

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Oigo sus lamentos en la lejanía, grita desesperadamente suplicando auxilio. Parece que va a llorar en cualquier momento. Se siente mal, pero yo no quiero morir. Hoy no.

Me quito un guante con las manos temblorosas. Sin saber porqué y sin ser consciente de ello, acerco mi mano a su cuello y lo toco con toda la poca fuerza que me queda.

 Sin saber porqué y sin ser consciente de ello, acerco mi mano a su cuello y lo toco con toda la poca fuerza que me queda

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De repente Logan sufre un espasmo, aspira con fuerza, como si no pudiese respirar. Se retuerce, intenta gritar, pero no despego la mano de él. No soy consciente de mis actos, yo solo quiero vivir.

Poco a poco lo veo todo más nítido y con ello puedo distinguir que la piel de Logan se va volviendo cada vez más pálida. Sus venas se van hinchando hasta volverse horribles y violetas, sobresaliendo de su piel.

Miro sus ojos. Están abiertos de par en par, me miran con pánico, sin pestañear. Parecen salidos de sus órbitas, inyectados en sangre. Lo contemplo inexpresiva.

Ya no me duele el pecho, ahora puedo respirar perfectamente y me siento como si me acabara de despertar. Solo entonces me doy cuenta de lo que estoy haciendo.

 Solo entonces me doy cuenta de lo que estoy haciendo

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No... ¡¡No!!

Suelto a Logan rápidamente y en ese mismo instante cae al suelo como un peso muerto.

No puede ser... ¿¡Qué he hecho?!
¡Mierda, Logan! No quería hacerte daño... Te lo juro! Ha sido un accidente, yo no pretendía...

Solo veo su cuerpo en el suelo, tumbado boca abajo y aparentemente sin respirar. No puede ser...

- ¡Logan! -grito su nombre llorando como una histérica. No quiero tocarlo más, no pienso hacerlo.

Soy un monstruo, mato a todos mis seres queridos... No merezco la vida. Quiero correr, huir. No puedo estar más aquí; no merezco nada de todo esto.

- Logan, no...

No puedo pensar, mi mente pasa de rebozar recuerdos, imágenes, ideas, momentos, personas... A quedarse en blanco completamente. No puedo estar aquí.

Salgo al balcón sin mirar atrás. Me aúpo a la barandilla y salto a mi terraza como había hecho hacía ¿qué...? ¿Cinco minutos? ¿Solo cinco minutos? Me han parecido siglos. Cuando entro en mi habitación siento como si llevara años sin pisarla.

No me digno a encender la luz, solo agarro mi mochila y la empiezo a llenar de algo de ropa, utensilios básicos del baño, comida... Mientras cojo también botellas de agua, paso la vista por un cuchillo de cocina que tengo en la encimera. Sin saber porqué, lo cojo también.

Me pongo los primeros pantalones y sudadera que encuentro y unas zapatillas con las que pueda correr. Correr mucho y muy lejos.

En a penas dos minutos soy incapaz de llenar más la maleta, así que salgo hacia el balcón de nuevo -sintiéndome incapaz de irme por la puerta principal- y sin dudarlo, me vuelo a aupar a la barandilla y trepo hacia abajo agarrándome a cada saliente y ventana que encuentro.

Ya no tengo miedo de resbalar y caer porque ahora no me queda nada que perder. Aún así llego al suelo (muy a mi pesar puesto que una parte de mí quería que me matase en esa bajada) y empiezo a correr hacia el bosque.

Me gustaría decir que sin mirar atrás, pero no es así. Tengo la necesidad irrefrenable de girarme y mirar hacia la ventana de Logan.

Yo no quería.

Hay una luz encendida; alguien debe haber entrado a ver qué ocurría.

Huyo antes de que esa gente se digne a mirar por la ventana y me encuentre a mí huyendo de ese escenario dantesco.

Yo no quería, Logan.

Mis pies no pueden avanzar más deprisa, uno detrás del otro, casi tropezando a cada paso. El viento me empuja desde la espalda, como invitándome a escapar y no volver jamás.

Corro, corro y sigo corriendo en línea recta pero si poder ver hacia dónde voy porque las lágrimas me ciegan.

De verdad que no quería.

Creo que acabo de matar a la única persona que me había entendido, protegido, por la que había sentido (sin saber por qué) un aprecio y atracción irrefrenables... Y por quien daría mi vida. Aún así parezco haber hecho un trato con el diablo para cambiar su muerte por la mía. Soy un monstruo.

Yo no quería hacerlo.

X-Men: Mi inmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora