Es difícil darle un hogar a alguien que lo ha perdido todo

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- Logan -suelto sin pensarlo mientras lo miro atónita.

- Perdona, no quería asustarte...

- Tranquilo.

El ambiente es tenso y algo incómodo, ninguno de los dos sabe muy bien qué decir.

- Entonces... ¿Ha ido bien? Con Charles, digo... -susurra finalmente mirando un punto determinado en el suelo.

- Yo... Sí, bueno... Muy bien. Hemos quedado para mañana.

- Eso está bien, ya verás como muy pronto tienes tu cura.

- Eso espero...

Me gusta hablar con Logan, pero en esta situación siento como si habláramos con palabras vacías: ambos queremos decir muchas cosas pero no nos atrevemos y nos vemos obligados a mantener una conversación banal y típica. De repente se pone en pie y me mira inquisitivamente.

- ¿Estás bien?

¿En serio pregunta eso? Pues no sé qué responder. Dar una respuesta completamente sincera puede que sea algo arriesgado.

- Yo... Joder, no lo sé.

- Marie... Siento lo de esta mañana, de veras, pero hay motivos por los cuales me he comportado así...

- Lo sé.

- ¿Lo sabes?

- Kitty me ha hablado de Jean.

La cara de Logan empalidece y me mira con la boca abierta al oír su nombre.

- ¡Joder! -suelta de repente - ¡Joder! Aquí todo el puto mundo se cree en su derecho de hablar de la vida de los demás...

Logan se vuelve a dar la vuelta y se friega las manos por la cara.

- Logan, deberías calmarte -digo con una voz más grave de lo normal, intentando parecer autoritaria y adulta a la vez que le señalo con mi dedo, índice a modo acusativo - No es para tanto, joder, Kitty solo me dio las explicaciones que tú, precisamente tú, el que casi me atraviesa con sus garras esta mañana, no me dio.

Logan me mira boquiabierto. Sus ojos se mueven con gestos de lástima y furia. Temo haberme pasado de la raya sermoneándole de este modo. Su boca se tensa, lo veo chocar los dientes sutilmente y tensar la mandíbula hasta que de repente, como si lo hubieran desenchufado, se relaja completamente.

- Tienes razón. Perdóname. Kitty no tiene la culpa, y tú menos. Esto es algo personal. Espero no haberte asustado o herido con lo de esta mañana...

- No, tranquilo -miento, por supuesto que me asustó.

- Creo que deberíamos hablar.

Por fin se ablanda y cede a comunicarse conmigo. Tengo muchas preguntas pero no quiero agobiarle; ya sé que es muy cerrado con los temas personales.

- ¿Quieres que... cenemos juntos en mi habitación? -le pregunto esperando ansiosa una respuesta afirmativa.

- Me encantaría.

Tengo muchas ganas de volver a comer con él, como los últimos días en la furgoneta, pero siento que desde que he descubierto la historia de Jean, no volveremos a hablar igual... De algún modo me siento algo celosa de que esa mujer ablandara tanto a Logan y consiguiera acerarse tanto a él.

De todas maneras, desde esta mañana, he empezado a sentir algo de temor hacia él; ahora he visto que es capaz de usar la fuerza en cualquier momento, que de repente puede explotar y perder la cabeza... Y eso no me gusta nada.

Subimos juntos pero en silencio las escaleras hasta el cuarto piso y le abro la puerta de mi habitación, dejándole pasar primero. Le invito a sentarse en la mesa mientras caliento algo de verduras al horno. El silencio que hay entre nosotros es demasiado incómodo y creo que no voy a poder aguantarlo si sigue así toda la velada.

X-Men: Mi inmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora