X-Men: Mi inmortal

Desconexión

Hemos dejado la moto aparcada cerca del mar; las vistas son impresionantes. Hay gente caminando animadamente por la calle y pasan a nuestro alrededor sin pararse a mirarme. Me siento increíble al ver que por una vez no llamo la atención en público.

Espero apoyada en una barandilla hacia el agua azul verdoso mientras Logan va a por comida. Hemos decidido comprar algo en un supermercado e ir a comerlo en el muelle para aprovechar las vistas y el buen día.
Cierro los ojos ante la suave y fría brisa marina que me agita el pelo. Huele a sal.

- Buh. -oigo cerca de mi oído; cosa que me hace abrir los ojos y mirar en esa dirección.

Encuentro a Logan sujetando dos bocadillos, tendiéndome uno a mi.

- ¿De ensalada? -me pregunta con miedo de que no me guste.

- Está perfecto -le sonrío.

Terminamos comiendo en silencio al otro lado del muelle, sobre unas gigantes rocas que frenan las olas del mar.
Ambos contemplamos la inmensidad azul y nos dejamos llevar por el sonido de las gaviotas que acompañan los barcos pesqueros.
Me siento tan libre...

No hay necesidad de decir palabra, y parece que Logan lo sabe, porque se mantiene callado con gesto de sosiego. Adoro verlo así de tranquilo y relajado.

Un indefinido tiempo después se pone en pie, me ayuda a levantarme y le sigo hasta la moto:
- ¿Dónde vamos?

- ¿Estás cansada?

- No, ¿debería?

- No quiero que hagas demasiado esfuerzo; acabas de salir del hospital... Lo decía porque quizás te apetecía ir a comprar algunas cosas.

- ¿Como...? -pregunto sin saber a dónde quiere llegar.

- ¿Ropa? -contesta con dudas, rascándose la cabeza.

- ¡¿Ropa?!

- Vaya... Lo siento. Pensaba que a las chicas os solía gustar eso.

- ¡No! Yo... Bueno, quiero decir, ¡si! Es solo que no me lo esperaba -río ante su cara de anonadado.

- Si vamos a pasar unos días aquí, no estaría de más que al menos pudieses cambiarte de ropa.

- Pero no quiero que me pagues... -no puedo acabar la frase porque Logan rueda los ojos y me da un tirón fuerte de la manga, medio arrastrándome hacia la moto.

- Vamos.

Sin poder hacer nada al respecto, me encuentro de nuevo pegada a su espalda y oyendo el motor rugir bajo mis piernas.

- ¿Qué ropa te gusta? -pregunta al llegar al centro de la ciudad.

- No lo sé... No suelo ir de compras.

La verdad es que no recuerdo la última vez que compré ropa, así que va a ser algo extraño... Y más con Logan a mi lado.

Paseamos uno al lado del otro por las concurridas calles céntricas. De repente una mujer que iba hablando por el móvil pasa al lado de Logan dándole un golpe de hombro. Él parece no inmutarse, pero yo empalidezco.

- Logan... No sé si debería estar entre tanta gente. Cualquiera podría tocarme sin querer.

Se para en medio de la calle y me mira. La ajetreada gente pasa a nuestro alrededor ignorando nuestra presencia.

- Vamos, nena. No va a pasar nada, confía en mí.

Lo miro pensativa y él me extiende su brazo cubierto por la pesada chaqueta de cuero negro. Dudosa, enredo mi brazo enguantado con el suyo y me pego a su cuerpo asustada. Empezamos a caminar con tranquilidad.