Trance

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Apuro la taza y la rodeo con mis manos para sentir su calor. Logan acaba la suya y la deja sobre la mesa. Ninguno de nosotros dice nada, y tengo miedo de que quiera irse, pero también temo que se quede y suelte alguna otra frases de las suyas que me deje sin habla.

Ambos miramos el fuego de la chimenea que encendí hace unas horas. Las llamas se mueven como bailando al compás de una música imaginaria, aunque en mi cabeza no son flamas, sino bailarines realizando hermosas danzas. Tanto Logan como yo parecemos ensimismados con ellas, pero sentimos la presencia del otro demasiado fuerte como para ignorarla.

Al final Logan me mira y sonríe de lado. Me siento desnuda ante su mirada y eso me incomoda. Me remuevo en la silla con aire impaciente, como asegurándome de que aún soy capaz moverme después de tanta tensión. Debo parecer imbécil moviéndome así, por eso me levanto y me volteo como estirando mis agarrotadas piernas. Ya algo más lejos de Logan, siento que el nerviosismo disminuye. No quiero que crea que me estoy levantando para darle a entender que quiero que se vaya, por eso voy hacia el sofá, me estiro mirando al techo e intento tomar aire para calmar mis pulsaciones.

Cierro los ojos y pienso en cualquier cosa excepto en el hombre que me mira como inspeccionándome a escasos metros de mí. De repente oigo unos pasos y abro los ojos a toda prisa para encontrarme con Logan sobre mí, con su cara a dos palmos de la mía.

Mis ojos se abren como platos y miro rápidamente mi cuerpo para asegurarme de que no encontramos en contacto. Logan me mira como si estuviera estudiándome, con la cara levemente inclinada hacia la derecha. Nuestros ojos se encuentran y le mantengo la mirada unos segundos, perdiéndome en esos increíbles iris color castaño claro. Los mechones de su pelo caen en vertical hacia abajo, quedando a unos centímetros de mí. Mis ojos bajan un segundo para ver sus labios entreabiertos mientras se los humedece lentamente con la lengua. Me doy cuenta de repente de lo que estoy haciendo y aparto la mirada rápidamente.

Miro hacia abajo y encuentro que su cuerpo está sobre el mío, a cuatro patas. Sus piernas están pegadas a las mías y sus brazos, a cada lado de mi cara, me impiden que me mueva. Me tiembla el labio y mis ojos se mueven rápidamente a la vez que siento un increíble ardor en mis mejillas. Huelo un cierto aroma a alcohol en él, aunque parece camuflado bajo un fuerte y masculino desodorante.

- Ven aquí -dice mientras me agarra de la camisa y me tira hacia él.

- ¡¡Aaaaahh!! - grito riendo, con miedo, pero intentando zafarme de él de manera juguetona, asegurándome de que no nos tocamos.

Sé que es inconsciente, pero no tanto como para ponernos en peligro a ambos.

Logan se tira hacia atrás agarrándome, quedándose sentado con la espalda en el respaldo y los pies sobre el sofá. Yo acabo sobre él, acurrucada sobre su regazo. Mi cara es un cuadro: tengo los ojos increíblemente abiertos, un rubor ya imposible de esconder y mis labios entreabiertos intentando calmar mis agitados respiros.

- Lo... Logan... Esto... -tartamudeo.

- Tranquila -susurra- ¿Ves? Hay tela entre nosotros. No va a pasar nada...

Me tranquilizo, aunque sigo con el temor de que nuestras pieles se toquen y me mantengo en tensión. Debería intentar disfrutar por una vez de su cercanía y de su mano sobre mi espalda, acariciándome en círculos minúsculos.

- Que... ¿Qué haces? -le pregunto al final.

- Me acabas de decir que te gustaría sentir el calor de alguien importante para ti... Bueno, no sé si lo soy o no, pero tú sí lo eres para mí... Espero que eso baste -habla con voz cálida y sonriendo levemente.

Lo único que soy capaz de pronunciar es una especie de ronroneo mientras me acurruco más entre sus brazos y me aferro a su pecho.

- Gracias... -susurro mientras se forma en mí una estúpida sonrisa.

X-Men: Mi inmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora